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Por:
REDACCION EL TIEMPO
19 de enero 1991 , 12:00 a. m.
En su alocución televisada para informar que el parlamento había autorizado al Gobierno francés intervenir militarmente en el conflicto de Kuwait, el presidente Francois Mitterrand no dejó de utilizar los dos consabidos vivas, aquellos de que los gobiernos socialistas, desde la creación de la Tercera República en 1870, no dejan de echar mano para. en forma poco menos que catorcejuliera, levantar el entusiasmo de quienes los escuchan, y que el mismo general De Gaulle, habilísimo político, gustaba el también de repetir.
Aquel final airoso de Vive la Républiqué! ! Vive la France ! no podía quedar por fuera en los recursos oratorios de Mitterrand como tampoco lo marginaron de los suyos Poincaré, Clemenceau, Lebrun, Auriol, ni ningún jefe de gobierno de cualquier color, en particular de los socialistas. No cabe duda de que es de efecto sonoro operático. Pero galvaniza, hay que reconocerlo. Y el secular chauvinismo gabacho se siente muy a sus anchas cuando sus jefes de Estado o de Gobierno, se los repiten en circunstancias dramáticas. Que fue lo que, es natural, hizo el presidente Mitterrand. En época no muy lejana de la historia política colombiana se hicieron celébres ciertas frases, dichas en ocasiones en que se congregaban en la plaza pública las masas liberales: cuántas caras alegres... y los tres vivas consabidos
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