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LA CAPITAL: RATAS PARA RATO

Mauricio Merano, un niño de 10 años, corrió detrás de una rata que había en su casa para tomarla por la cola y tratar de jugar con ella. Lo que nunca se imaginó es que el animal no se prestara para el juego y decidiera morderlo agresivamente. De inmediato fue llevado al Hospital de Chapinero. La rata fue capturada y llevada a Medicina Legal donde se le hizo un examen de rabia que salió negativo.

Veinte días después Medicina Legal informó que el segundo examen contra la rabia hecho al roedor resultó positivo. El menor tuvo que ser llevado nuevamente al Hospital para que le aplicaran un suero antirrábico y fuera sometido a vacunación contra el virus.
El de Mauricio es apenas uno de los tantos casos que se presentan en Bogotá y que alcanzan a ser registrados. En los hospitales y centros médicos de la Secretaría Distrital de Salud se registraron 495 casos de mordeduras de ratas en 1990, y 561 en 1991. Esto sin contar los demás centros hospitalarios ni los casos que no son reportados.
Ratas per capita
Casos como éste no se registran únicamente en sectores marginados y populares de la ciudad.
A decir verdad, nadie en la ciudad está exento de tener la incómoda presencia de un animal de estos, pues según Norma Constanza Forero, directora de vectores de la SDS, en la ciudad puede haber de 15 a 20 millones de ratas y ratones que viven en cañerías, alcantarillas, caños, potreros, bodegas, locales, centros comerciales, almacenes, fábricas, casas y apartamentos, entre otros. Es decir, por cada habitante habría tres bichos.
Una cifra por encima de los cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que indica que a cada habitante le corresponde una rata.
Lo grave es que detrás del ejército de roedores se esconden serios problemas sanitarios, médicos, sociales y económicos a los que que muy pocas entidades distritales privadas prestan atención.
Rodrigo Posada, director y propietario de Fumigax, empresa dedicada a la fumigación y desratización en la ciudad, afirma que el problema de ratas en Bogotá es muy grave. Una muestra de ello lo representa el gran número de pulgas que hay en todas las zonas. Para controlar este flegelo es necesario que la Administración piense en un control masivo de desratización; de lo contrario nos encaminaríamos a una emergencia sanitaria .
Algunas cifras
Por otra lado están las innumerables pérdidas económicas anuales en bodegas. Según Jorge Durán, director de las bodegas del Idema en Fontibón, cada semestre se pierden unas seis toneladas de granos como arroz, maíz o trigo consumidos por roedores o contaminados con sus excrementos. A esto se le deben unir los dos millones de pesos que son invertidos en campañas de desratización .
Estos desembolsos, en compra de raticidas, representan una cifra considerable si se pudiera cuantificar. Por ejemplo, Almacenes Exito gasta en desratización unos 200 mil pesos mensuales en un solo almacén, mientras que Cafam en todas sus dependencias gasta varios millones al mes.
Los distribuidores de rodenticidas en el país vendieron el año pasado unas 70 toneladas de venenos por valor superior a mil millones de pesos. Lo grave de algunos productos, es que no tienen buen resultado o son aplicados incorrectamente.
Uno de los grandes distribuidores es Sova de Colombia. Esta firma vende al año más de 20 toneladas.
Problema de educación
En un alto porcentaje los bogotanos tienen la culpa de la proliferación de estos animales. Cada vez que se arroja un trozo de comida a la calle, se deposita basura en sitios inadecuados o se lanza por los sifones, se está ayudando a criar y engordar una rata o una camada.
Las ratas y ratones tiene patrones alimentarios muy similares a los del hombre, pero ante la posibilidad de seleccionar prefieren los granos, la carne, pescado, huevos y frutas como lo hace la Rata de Alcantarilla o ratus norvegicos que es la más abundante en la ciudad.
A esto debe unirse el hecho de que es casi imposible hacer campañas de desratización en las alcantarillas, pues no hay ningún producto que compita con la comida que los roedores encuentran allí.
La SDS hace campañas en barrios de estrato uno, dos y tres, pero mientras se eliminan 500 animales en una urbanización, hay varios millones en otros sectores que pueden llegar nuevamente.
En este problema se agrega la fertilidad de estos animales. Una pareja de ratas puede procrear en un solo año hasta diez mil ratas, dentro del ciclo de hijos, nietos etc.
Por ahora, el problema es serio y obliga al Gobierno a hacer un completo programa de prevención, desratización y educación ciudadana. De lo contrario algún día podremos llegaremos a índices de población alarmante.
Con la cola al cuello
Anualmente las ratas ocasionan millones de dólares en pérdidas, debido al consumo y contaminación de alimentos, ya sea que estén depositados en bodegas, almácigos, almacenes, graneros y tiendas, entre otros. Este hecho está unido a los daños materiales que los roedores causan a las infraestructuras físicas de las ciudades. En Bogotá, por ejemplo, se conoce del daño sistemático a los cables de teléfonos. He aquí algunas cifras:
En San Andrés, los cultivos de coco han sufrido una disminución en la producción de tres millones de unidades al año. Los arrozales de los Llanos Orientales registraron una disminución del 20 por ciento en la cosecha, debido a la acción de los roedores tropicales, según el ingeniero Danilo Valencia, del ICA-Palmira.
En 1990 se reportó un fuerte incremento de ratón de campo en el Magdalena Medio que redujo la cosecha de sorgo en un 30 por ciento y la de maíz en un 50 por ciento. También las plantaciones de palma africana registraron daños del 16 por ciento en la producción.
En el mundo
En las regiones tropicales se pierde alrededor del 10 por ciento de la producción de caña de azúcar. Esto equivale a cinco millones de toneladas.
En la China, las pérdidas de granos almacenados alcanzan los once millones de tonelada al año. En este mismo período en México se ven afectadas entre el cinco y el diez por ciento de las cosechas almacenadas de maíz, arroz y fríjol. En Corea, las pérdidas en bodegas llegan al 20 por ciento; en la India, al 15 por ciento; en Brasil, el ocho por ciento, y en Laos el diez por ciento. Estas cifras no incluyen las pérdidas producidas en los cultivos de cereales y granos.
En Ciudad de México, las ratas consumen diariamente 1.125 toneladas de alimentos. Aparte de estas pérdidas, estos roedores son los culpables del 50 por ciento de los daños de la red de semáforos y de un número considerable de líneas teléfonicas.
En Malasia se pierden cada año unos 50 millones de dólares en aceite de palma.
PONGALES CONEJO
Para evitar la presencia de ratas es necesario la aplicación conjunta de medidas que conduzcan a la reducción o eliminación de las condiciones que facilitan la introducción y proliferación de esta plaga.
El saneamiento se refiere al mejoramiento o conservación del entorno para evitar el albergue de una población de roedores ya que son eminentemente oportunistas.
Las basuras y desperdicios constituyen el material privilegiado en el medio urbano para la vida de estos animales, pues allí encuentran los alimentos y medios para vivir y reproducirse. No arroje basuras a ningún sitio, deposítelas en los lugares correctos.
La acumulación de desperdicio como madera, ladrillo, equipos abandonados y maleza en jardines, caños y potreros, proveen condiciones ideales para el refugio y la creación de madrigueras.
Otras medidas consisten en evitar o cancelar las posibles entradas de ratas y ratones a las casas, edificios, almacenes o restaurantes para evitar que obtengan alimento o se establezcan en estos lugares.
Es necesario tapar los agujeros y fisuras grandes que pueda haber en estos sitios. También bloquee los bajos de puertas, ventanas y techos. De igual manera ponga rejillas en los desages y canales.
Estas medidas preventivas, deben estar complementadas con el uso de raticidas, dentro de los cuales existen los grupos anticoagulantes, agudos, fumigantes y otros.
Los más usados y comunes son los anticoagulantes y se denominan así por que interfieren en los mecanismos de coagulación sanguínea y producen hemorragias internas fatales.
En este paquete están los llamados de primera generación, como la warfina y la difacicona que requieren varias ingestiones del roedor en un período determinado. En cambio la bromadiolona, pertenece a la segunda generación y actúa letalmente con una sola ingestión.
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