La nostalgia de la escritora María Fornaguera por su esposo, el recientemente fallecido pintor Juan Antonio Roda, se respira por todas partes en su refugio de Suba, donde, en un pequeño rosal, reposan las cenizas del pintor.
Fueron cuatro décadas de vida llenas de aventuras artísticas y vitales, entre ellas, la muy atrevida de radicarse en la Colombia de los años cincuenta, cuando tenían todo el futuro por delante en Europa.
Fornaguera recorre todos los espacios de una casa en la que Roda está de cuerpo presente en cada rincón. Allí, los objetos cotidianos, cubiertos, vajillas, mosaicos de la cocina, dejan de ser el producto de la industria de la repetición y se convierten en únicos, pues Roda puso en ellos parte de su pintura. Es una casa museo y así será en el futuro. La estamos arreglando y muy pronto pondremos más obras para crear un pequeño museo, uno donde lo visiten sus amigos y la gente que disfruta de su obra .
Mientras tanto, le da los últimos retoques a lo que denomina, el último regalo de Roda , un libro conjunto en el que trabajaron en este último año y que lleva el título de La luna también cuenta. Esta publicación, de El Navegante Editores, que se lanzará mañana con la presentación del escritor R.H. Moreno Durán, es un cuento de Fornaguera ilustrado con obras de Roda y hecho con papel de fique de la Fundación San Lorenzo de Barichara.
Era un texto que tenía guardado por ahí, recuerda Fornaguera pero que no era para publicarse. Este cuento habla un poco del mundo de la informática, que para los de mi generación es nuevo, y cómo puede oprimir a los niños. Es la historia de un sistema que les roba los sueños y, con las computadoras, los convierte en cuentos. Luego, los vende. Esa idea la trabajé mucho con mi amiga Paulina Piedrahíta, quien también murió este año.
Un día estaba mirando la luna y pude resolver el problema que tenía con esa historia, pues no sabía quién la narraba y desde dónde. La respuesta era la luna. Luego, en un programa de Discovery vi que la luna era importante en los nacimientos de los niños y con eso encontré el tono del relato .
Roda lo leyó y quedó muy entusiasmado, le dijo que los ilustraba, como lo hizo con su libro Fortacha y otros cuentos, con el que Fornaguera ganó un premio de literatura infantil de la antigua Colcultura.
Roda no solo fue un gran pintor y maestro de toda una generación de artistas. También era un excelente lector y en su casa libros y pintura siempre tuvieron un lugar especial.
Toño estaba en esos días trabajando con la gente de Barichara- que produce papel reciclado- y se le ocurrió que ellos podían hacer el papel. Ya estaba un poco malo y queríamos que ese fuera su último regalo, una obra entre los dos. Dejó listas las obras y supervisó hasta el último momento el trabajo de las copias, que se hizo en Arte Dos Gráfico. Pero no lo pudo ver terminado , concluye. Roda falleció en Bogotá, el 29 de mayo, a los 82 años y el libro saldrá tres meses después.
Fundación Santillana.
Miércoles 3 de septiembre.
6 p.m. Informes 2573300