En los últimos dos meses he participado en foros de discusión global sobre el actual entorno internacional y su efecto sobre América Latina, entre los que se encuentran la reunión de verano del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), realizado en Washington; la Conferencia anual de Milken Institute, llevada a cabo en los Ángeles y en la cual participé como panelista en varias sesiones (Gender Balance as a Strategic Priority, Investing in Latin America, e Investing in Emerging Markets); la reunión anual de The Bretton Woods Committee, también en Washington, organizada para promover la fortaleza y efectividad de las instituciones de Bretton Woods (FMI y Banco Mundial); la reunión anual gobernadores del Cemla, llevada a cabo en Cancún, y la conferencia anual de Amundi, en París.
Queda claro que los líderes globales tienen la responsabilidad de tomar decisiones que eviten que la nueva situación mundial implique un retroceso en materia económica y social, especialmente para los países en desarrollo y emergentes. Al respecto, quisiera resaltar los siguientes puntos expuestos en las mencionadas reuniones, que son de interés para la región:
* La modificación del esquema de gobierno corporativo del FMI, acorde con la mayor relevancia del mundo emergente, no avanza. Entre tanto, iniciativas de organismos financieros alternos, liderados por las más grandes economías en desarrollo continúan en proceso, al menos en el papel. Resalta la creación del Banco de Inversión de Infraestructura Asiático (AIIB, por sus siglas en inglés), propuesto por el Gobierno chino, el cual cuenta con el apoyo de 57 países, entre los que se encuentran Estados europeos, como Alemania y Francia.
* Se prevé que el crecimiento económico del mundo emergente y en desarrollo de los próximos años será menor al experimentado recientemente, asociado a razones estructurales, entre ellas, la infraestructura y la educación. Un reto importante en este aspecto está en que los países, especialmente los exportadores de materias primas como petróleo, logren crear esquemas de inversión en infraestructura que vinculen al sector privado como un activo participante doméstico.
* La región latinoamericana hace parte del patrón de menor crecimiento del mundo emergente y en desarrollo. Sin embargo, hay diferencias entre los países, derivadas de sus marcos de política económica, así como del comportamiento de sus socios económicos, tal como lo mencionan los análisis de ‘Perspectivas económicas globales’ y ‘ Perspectivas económica regionales’ (www.imf.org/external/pubs), publicados por el FMI. En este sentido, se proyecta un comportamiento relativamente mayor para las economías con más vínculos económicos con Estados Unidos, como es el caso de América Central y México (Ver gráfico).
* Los más recientes datos de la economía estadounidense, especialmente los del mercado laboral, sugieren una sólida recuperación de la actividad económica, luego de haber presentado pobres cifras en la primera parte del año. Este hecho ha implicado una creciente expectativa entorno al incremento de tasas de interés por parte de la Reserva Federal, y los analistas de mercado han anticipado su expectativa de aumento de tasas de fondos federales, inicialmente prevista para finales del 2015, o inicios del 2016. Esto, sin duda, tendrá una importante implicación para el flujo y costo de financiamiento hacia nuestra región, la cual cuenta con importantes necesidades de financiamiento externo, a juzgar por el comportamiento de los últimos años.
* Si bien la región cuenta, en su conjunto, con una importante capacidad de respuesta, mejor a la de década y media atrás, informes como el macroeconómico de América Latina y El Caribe, del Banco Interamericano de Desarrollo (www.publications.iadb.org) y del FMI, advierten que varios países de la región no están en condiciones de seguir políticas fiscales anti-cíclicas, y varios de ellos enfrentan el reto de consolidar su posición fiscal. En materia monetaria, el espacio es mayor, en términos relativos.
* En este contexto, y a diferencia de crisis anteriores, hay una mayor heterogeneidad de las condiciones económicas de los Estados de la región, acorde con sus fundamentales macroeconómicos, reflejados en los indicadores de inflación, resultado fiscal, saldo en las cuentas externas y flujos de financiamiento. En esta circunstancias, los países de la subregión Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) se constituyen en las estrellas de la región, muy atractivos para la inversión, tal como lo percibí en el notorio interés de analistas e inversionistas internacionales, en los diferentes eventos de discusión en los que participé.
* Este grupo de países cuentan con una sólida institucionalidad en torno a la política monetaria y fiscal, y avanzan hacia una nueva fase de integración, la cual incluirá muy probablemente temas de coordinación de política macroeconómica y regulación y supervisión financiera, a raíz de los crecientes efectos de contagio propios del proceso de integración económica y financiera.
Ana María Carrasquilla
Presidenta ejecutiva del Fondo Latinoamericano de Reservas