En medio de tanta incertidumbre, los mercados seguirán reaccionando bruscamente frente a lo que ocurra esta semana en materia económica y política.
Wall Street y los índices de las principales bolsas del mundo empiezan la semana golpeados tras e ajustar días de caídas continuas solo recuperándose el viernes. Las acciones de los bancos europeos siguen resentidas después de una semana donde la acción de Société Général llegó a bajar hasta los 26,86 euros, cuando iniciando el año superaba los 40 euros.
Pero quizás el asunto que más preocupará al mundo y a las economías emergentes será el comportamiento del petróleo y el efecto que este tenga en sus monedas. Después de conversaciones entre Rusia y Venezuela, la Opep no se pone de acuerdo con otros países petroleros que están fuera del cartel para bajar la producción. Y es que Arabia Saudita, miembro mayoritario del grupo, argumenta que cuando alguna vez optó por reducir su producción en el pasado, el efecto en el precio no había sido tan provechoso y que otros países se habían apropiado de la participación del mercado.
Adicionalmente, discusiones y hechos políticos que se llevarán a cabo esta semana tendrán un efecto en los mercados bursátiles. Las primarias de Nevada y Carolina del Sur, donde se empieza a depurar la lista de candidatos que seguirán en la carrera a la Casa Blanca, y la entrega de las actas de la reunión el pasado 21 de enero por parte del Banco Central Europeo, son ejemplo de hechos que harán tambalear el mercado.
Lo anterior respalda las dudas de los inversores acerca de la situación de la economía global y muestra cómo los bancos centrales están perdiendo su potencial para estabilizar los mercados y apoyar el crecimiento, dicen analistas de Bloomberg.
Como respuesta, podremos seguir viendo cómo los inversionistas dejan a un lado sus inversiones bursátiles y se refugien en el oro y los bonos de gobiernos relativamente estables, donde se sienten más seguros. Un incremento de la demanda en metales como el oro y el cobre seguirá siendo una constante “hasta que las economías no toquen fondo y no se empiece un periodo de estabilidad”, como dijo Juan David Ballén Ramírez, estratega de Casa de Bolsa en Bogotá.
No hay una política económica clara y a largo plazo, y esto hace que la gente siga alimentando su nerviosismo.