Frente a niveles de desocupación superiores al 16 por ciento hacia el año 2000, ahora se ha conseguido llegar a un solo dígito.
La razón no es otra que el ritmo de crecimiento que ha superado el promedio histórico y gracias al cual ha sido posible crear nuevas plazas laborales en diferentes sectores y lugares. Según el dato más reciente, el total de la población trabajadora en el país supera los 21,5 millones de personas.
No obstante, a pesar de esos logros, todavía falta.
Para comenzar, Colombia sigue siendo uno de los países latinoamericanos con peores notas en este terreno. Como si eso fuera poco, los niveles de informalidad son elevados, en particular en el campo y en las ciudades intermedias y pequeñas.
Aparte de lo anterior, hay un tema al cual hay que prestarle atención.
Se trata de la situación de la juventud. Dados los casos extremos que se observan en naciones europeas como España y Grecia, la realidad laboral del segmento de menor edad necesita ser observada.
No es para menos. Según el Dane, la población entre 14 y 28 años representó casi una tercera parte de la que se encuentra en edad de trabajar.
Dada la alta proporción de estudiantes en el segmento, la tasa de participación es del 58 por ciento –unos siete puntos por debajo de la total–, mientras que la de desempleo ascendió al 16 por ciento, en el trimestre entre julio y septiembre.
Más inquietante tal vez que ese número es que la desocupación en las mujeres casi duplica a la de los hombres.
Ello implica que la mejoría que se ha visto no es uniforme y que todavía falta un largo trecho por recorrer en el asunto.