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En la caneca termina cerca del 80% de frutas y verduras compradas

Según avances de un estudio del Distrito, a la basura van a parar toneladas de comida.

En tiempos en que la humanidad busca cómo mitigar el hambre de miles de millones de seres en el mundo, no deja de sorprender que Bogotá -que no se caracteriza precisamente por vivir en la abundancia- esté mostrando elevados índices de desperdicio de comida en todos los estratos.
Mientras en la ciudad existen más de 234.000 menores de 5 años que sufren de desnutrición, hay hogares en los que los alimentos terminan en la caneca porque los compran y sirven en abundancia y no alcanzan a consumirse, los dejan en el plato por mala preparación, los adquieren muy maduros o son de mala calidad.
Ese desperdicio de comida lo empezó a establecer la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), en una investigación sobre 'La caracterización de los residuos sólidos en Bogotá', que comenzó el 15 de diciembre y cuya primera fase, que corresponde a Usaquén y Suba, acaba de terminar.
Según los datos preliminares del estudio, que por primera se realiza en Bogotá -y que sigue desarrollándose en una muestra de 3.700 hogares de diferentes localidades y estratos- la población del estrato 2, por ejemplo, tiende a botar a la basura hasta un 80 por ciento de alimentos no preparados (verduras, frutas, hortalizas, granos) del total de residuos que generan en las casas. Al mismo tiempo, ese grupo de-secha hasta un 21 por ciento de productos ya cocinados.
En los estratos 5 y 6 los alimentos terminan pudriéndose (especialmente frutas), porque no alcanzan a consumirlos por comer fuera del trabajo, comprar en exceso o falta de tiempo para consumirlos.
Alimentos que se botan
Según Héctor Collazos y Mario Tabares, coordinadores del estudio, es evidente, por un lado, que en los estratos bajos se conserva la costumbre de preparar las comidas en las casas, por la cantidad de residuos (cáscaras y otras envolturas) que se generan en las viviendas.
Por otro lado, "la comida se desperdicia -agregaron- por la costumbre en estos sectores de servir en abundancia. Por eso, en las bolsas depositan muchas papas cocinadas y arroz. Y como compran productos de regular calidad -porque son más baratos- no los pueden, luego, consumir y tienen que desecharlos, como se ve que lo hacen con productos como el tomate y la carne que tiene mucho nervio".
La investigación identificó, igualmente que productos para la limpieza en el hogar tienen menor uso en los niveles 2 y 3 (entre el 0,34 por ciento y el 6 por ciento), frente a los estratos 4, 5 y 6 (11 por ciento).
Otra tendencia que refleja el estudio es que entre más alto sea el estrato, mayor es el uso de fármacos, medicinas y productos higiénico sanitarios. Estos últimos tienen elevado uso en el estrato 6 de Suba (52 por ciento), comparado con Usaquén ( 9 por ciento).
También se ha comenzado a advertir un mal manejo de los residuos higiénico sanitarios, que tienen un riesgo biológico, infeccioso (como las toallas sanitarias, los pañales desechables para bebés y adultos, los apósitos, condones, el papel higiénico y similares) y de los residuos domésticos peligrosos. Son artículos que, en los estratos 5 y 6 tienen un uso que llega hasta del 52 por ciento, apuntaron los investigadores.
La directora de la Uaesp, Miriam Margoth Martínez, expresó que la investigación continuará hasta comienzos de mayo. "La caracterización y el estudio que se está haciendo son muy importantes, porque nos permitirá orientar las políticas, a largo plazo, sobre cómo mejorar el depósito de los residuos y optimizar el reciclaje en la ciudad".
Concentración de residuos peligrosos
Manejo de unas basuras
Los residuos como pañales, toallas sanitarias y papel higiénico se deben guardar en un empaque plástico y así depositarlos en la caneca, recuerda Israel Rodríguez, de la empresa de aseo Lime. Elementos cortopunzantes, vidrios, agujas, bombillos y espejos rotos se deben envolver en papel periódico y, luego, botarlos a la basura.
Los celulares viejos y las pilas se deben guardar en un tarro bien cerrado, para que los recojan con la basura. Si esos residuos no los reciben en un centro de salud, se pueden llevar a centros comerciales como Palatino y Hayuelos.
LUCEVÍN GÓMEZ E.
Redactora EL TIEMPO
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