Pero esta vez, los honores no fueron para Simón Bolívar, sino para el líder mestizo pastuso Agustín Agualongo Sisneros, general que se enfrentó al Libertador.
Poco convencidos del protagonismo de Bolívar en la Independencia, miles de pastusos realizaron un acto de rebeldía, al ofrecer una misa campal a los restos de Agualongo en la plaza de Nariño.
"Esta es, sin duda, la reivindicación de una época. La historia de Colombia no es sólo la de quienes la ganaron: también es la historia de los que perdieron", dijo el gobernador de Nariño, Antonio Navarro Wolf.
Entre las frases que se escucharon, no podía faltar la de la presidenta de la Academia Nariñense de Historia, Lidia Inés Muñoz Cordero: "Hoy, Pasto se levanta, porque es la hora de unir las banderas y las voces para decir que el sur existe", afirmó.
Hasta ciudadanos del común, como Maximiliano Erazo, improvisaron discursos para conmemorar la vida del caudillo: "Son 200 años de silencio, de menosprecio y de abandono a una región que, como la nuestra, ha demostrado grandeza y trabajo".
Navarro Wolf anunció que se pondrá en marcha en todos los establecimientos educativos la cátedra Nariño, para que se enteren de lo que guarda la historia regional.
Al reconocimiento se vinculó la Iglesia católica.
Monseñor Enrique Prado, obispo de Pasto, autorizó que los restos de Agualongo, que permanecen en el templo de san Juan Bautista, el primero que establecieron los españoles en la ciudad, se trasladaran hasta la Plaza de Nariño.
PASTO