Laura Gamboa
Diseño que hace agua la boca
En 1999, cuando esta bogotana hacía sus prácticas de mercadeo y publicidad en el departamento de arte de una agencia publicitaria, el premio Nova de oro (que ganó por un aviso publicitario en el que intervino) le mostró que lo suyo era el diseño gráfico. Por eso, comenzó a estudiar la nueva carrera y al culminarla fue contratada como directora de arte por la revista Elle en Colombia y, cuando esta publicación desapareció, se integró a la revista Caras. Pero Laura se quería independizar y la oportunidad se le daría con un libro del chef Harry Sasson, que diseñó y con el que comenzó su empresa LGD, con la que ha cosechado reconocimientos: se llevó el tercer puesto a mejor libro de fotografía y al de postres, con El libro de Miryam Camhi en los Gourmand Cookbook Awards, que premia los mejores libros de cocina del mundo y este año fue nominada a los mismos premios con Criterion, los hermanos Rausch en la cocina. El talento de Laura también provoca (literalmente) al planeta.
Diana Marcela Bolaños
Ciencia colombiana para el mundo
Esta bióloga marina con doctorado en zoología tiene, a sus 29 años, una hoja de vida impresionante y un camino más que prometedor por delante. Un poco del recorrido de Marcela: tesis meritoria en su pregrado, mención de honor Germán Bula Meyer, premio a la excelencia en investigación de la Universidad de New Hampshire (donde hizo su doctorado) y, para terminar, este año fue la ganadora de la beca patrocinada por la Unesco y L'Oreal por su proyecto para investigar gusanos planos que viven en los corales (platelmintos marinos). El proyecto de Diana Marcela en este campo no solo es innovador, sino que podría tener aplicaciones médicas (pues estos animales tienen capacidades regenerativas que pueden ser la respuesta a algunos males). La científica irá a París este 28 de febrero a la premiación y, seguramente, en poco tiempo estará llenando de orgullo a los colombianos.
Sandra Zapata
El color de una idea
La idea que esta ingeniera de producción agroindustrial presentó para su tesis de doctorado puede cambiarles la vida a muchas personas del Chocó y ayudar a conservar la biodiversidad. Sandra, que es una juiciosa investigadora y trabaja para la empresa EcoFlora (que también la apoya), comenzó a investigar las propiedades colorantes del fruto de la jagua (que se da en las selvas tropicales húmedas) con el fin de desarrollar ingredientes para alimentos y cosméticos. Y sus hallazgos ya interesan a varias compañías del mundo. Pero más allá de lo científico del asunto, sus estudios y desarrollos están abriéndoles puertas a las comunidades del Chocó (donde se halla esta planta), pues la idea es que las personas encuentren en la recolección de la jagua una fuente de ingresos que sea amigable con el medio ambiente y que se enmarque en unas condiciones de comercio justo con las comunidades. Por eso la idea de Sandra es tan sencilla como brillante: ciencia al servicio de la gente.
Beatriz Mora
Una voz para escuchar
La historia de esta soprano se puede comenzar cuando tenía 16 años y cantaba en el coro de su barrio en Itagüí (Antioquia), en el momento en que su profesor -que tres años después sería su novio durante once años para, finalmente, convertirse en su marido- le enseñó la música lírica. Desde entonces supo que su destino estaba en el canto y por eso lo estudió en la Universidad de Antioquia y luego viajó a Estados Unidos y, más tarde, a Italia para nutrirse de los conocimientos de varios maestros que terminaron de formarla. Beatriz tiene talento y eso se descubrió pronto, pues su voz le abrió puertas en el país y en el extranjero y, por eso, ha cantado en Nueva York (Estados Unidos), así como en Carmona y Huelva (España). También ha acompañado a figuras como el tenor inglés Paul Potts, con quien compartió escenario el año pasado en Bogotá. Ahora esta mujer que se abre paso en la música también estará en la televisión, pues interpretará a una cantante en una novela que pronto se estrenará. Beatriz estará en boca, o mejor, en oídos de todos.
Hortensia Espitaleta
Un ángel para los niños
A esta publicista la vida le cambió en un segundo. Ella es la mamá de Mariana Novoa, la pequeña de 2 años que murió ahogada en la piscina de un jardín infantil en su primer día de clases, hace tres años en Bogotá. Cuatro meses después de la pérdida, creó una fundación que lleva el nombre de su hija, con la que fomenta la prevención de accidentes infantiles en piscinas y jardines infantiles. El primer taller lo dictó en la sala de su casa y ahora se desplaza con la pediatra Olga Lucía Baquero donde las soliciten padres de familia, profesores, enfermeras y niñeras. La cartagenera no descansa. Creó un plan padrinos para apoyar la educación de niños de escasos recursos en Usme y Rionegro en la capital del país y capacita a madres comunitarias del ICBF. Por sus talleres han pasado 1.454 personas y 120 profesores de natación. Su sueño es hacer un jardín modelo para población vulnerable.
Estrella de los Ríos
En busca de la esencia culinaria
"¡Tú estás loca!", le dijeron sus dos hijas cuando despachó a todo el personal para transformar su restaurante de once años, con cuatro mesas y a puerta cerrada, en un restaurante de una sola mesa, donde ella recibe, es anfitriona, cocina, consiente y hasta regaña, si le dan la oportunidad. "El oficio no requiere ni publicidad, ni reconocimiento. El oficiante es un individuo dedicado a su trabajo, no importa lo que está de la puerta del taller para fuera", afirma tajante Estrella de los Ríos, una cocinera cartagenera ¿nada de chef¿ polémica, casi insolente, investigadora, escritora y con un verbo envidiable que le ha abierto las páginas de periódicos como El Universal, El Espectador y La Prensa, en Panamá. Tres años después de su decisión sus clientes son en un 90 por ciento extranjeros que buscan un experiencia distinta, en un lugar donde la cocina del mundo se impone, no hay menú y los comensales se someten a la creatividad de esta cocinera que solo busca "trabajar con la comida como si fuera una joya, sin arandelas".
Daira Quiñones
Lucha después de la guerra
Valentía es la palabra que describe a esta mujer que fue víctima de todos los desplazamientos: de su vereda a Tumaco, de Tumaco a Bogotá y de Bogotá tuvo que irse a Brasil por un tiempo. Todo por luchar por los derechos de la comunidad y buscar condiciones más justas. Ella recuerda que cuando llegó a la capital del país tuvo que cantar en las esquinas, pero también que pronto encontró a otras mujeres en sus condiciones con las que se asoció. Con el tiempo ella, junto a sus compañeras, replicaron una idea nacida en Tumaco e iniciaron Fundarte CP, donde capacita a otras desplazadas y les da herramientas para que logren sostenerse. Así también, comenzó comedores comunitarios y grupos artísticos. Su idea es que las personas que han huido de la guerra puedan tener un futuro sin perder su cultura. Por eso ahora el principal interés de Daira es lograr una sede propia y buscar el compromiso de más instituciones para desarrollar proyectos de vivienda y productividad.
Naiver Ome
Como pez en el agua
Un hombre que se movía en una silla de ruedas le cambió la forma de ver la vida. Sin conocerla, se dirigió a ella con una invitación que le sonó extraña: "¿Por qué no nadas? Podrías ser muy buena". La huilense, que a los 15 años perdió la movilidad de la cintura para abajo en un accidente de tránsito, no desechó la insinuación. Movida por la curiosidad hizo las averiguaciones pertinentes y desde entonces, hace ocho años, pasa más tiempo en una piscina que en tierra. Su fuerte es la prueba de 100 metros pecho y gracias a la natación comprendió que las limitaciones solo existen en la mente y el agua es el mejor medio para sentirse libre. Ha impuesto cinco nuevos récords en los Juegos Nacionales (se alzó con las medallas de las pruebas de 100 metros pecho, 50, 100 y 200 metros libre y 50 espalda) y en los Juegos Paralímpicos en Beijing, 2008, alcanzó el octavo lugar. Sus próximas metas son el Campeonato Mundial de Natación para deportistas con discapacidad, en Holanda, en agosto próximo, y los Juegos Paralímpicos en Londres 2012, donde espera quedar entre las cinco primeras.
Carolina Andújar
Mirada vampira
Esta caleña de edad indefinida ¿es uno de esos datos que no le gusta decir en entrevistas¿ escribió una novela de vampiros ambientada en el siglo XIX y con ella se convirtió en una de las autoras más vendidas el año pasado en Colombia. Basta recordar las filas de lectores en búsqueda de su autógrafo en la feria del libro de Bogotá. Vampyr, título de su novela, lleva cerca de tres mil copias vendidas en el país, todo un récord para una primera novela. Hoy Andújar ¿de ascendencia húngara, estudiosa de homeopatía clásica, que vive entre Colombia y Estados Unidos, otro dato sin precisar porque prefiere decir que vive entre dos mundos: "el de mi experiencia psíquica y la realidad objetiva"¿ tiene varios proyectos. "Una de las novelas en las que estoy trabajando en este momento es de vampiros. También estoy escribiendo cuentos de fantasía que pueden ser leídos por niños o por adultos, y tengo un par de novelas cómicas en vía de creación", dice. La única rutina de escritura que Carolina cumple a cabalidad es precisamente esa: la de escribir.
Pilar Ramírez
Veedora de los animales
Su amor por ellos no conoce límites. Ante la advertencia de su mamá para que no acogiera en su casa a más animales domésticos abandonados, escondió por cuatro años a un perro en su cuarto y, con tal de no ser descubierta, lo llevaba todos los días en su morral a las clases de aeróbicos que dictaba. Para dedicarles más tiempo y ejercer una lucha frontal "por la que no gano un solo peso, pero sí muchos problemas", dice, dejó su carrera en licenciatura en ciencias sociales y su trabajo en el deporte. Pilar es famosa en los anales del Congreso, pues hasta allí llegó encadenada y gateando como un felino para sentar su voz de protesta contra la explotación de los animales. Rebelde y contestataria, no tiene reparos en enjaularse vestida de tigresa, protestar en ropa interior en las calles, crear un refugio para perros y gatos en su casa y dirigir la Redpaa ¿Red de Protección Animal y Ambiental¿ que presta un servicio de información permanente. Pilar no teme cometer locuras para destapar las más atroces animaladas humanas.
Margarita García
Pluma en Buenos Aires
Lleva cinco años viviendo en Buenos Aires. Desde allí se hizo conocer con un blog de historias de América Latina que publicaba en El Clarín y que tenía miles de seguidores, Sudaquia, espacio que en 2007 fue elegido por AmeLatine como uno de los dos mejores sitios latinoamericanos. Ahora es autora de la columna La ciudad de la furia, que se publica en el diario Crítica de la Argentina. Pero más que periodista, Margarita, cartagenera nacida en 1980, es una captadora de pequeñas realidades, cotidianas, comunes, que expone con sutileza en sus textos. Así lo hizo en su primera novela, Hay ciertas cosas que una no puede hacer descalza, que publicó Planeta el año pasado y que será traducida a otros idiomas. Ya tiene terminada otra novela, "la historia de una relación de pareja un poco oscura, un poco insalvable , indisoluble... como casi todas", explica. Es probable que pronto se publique una selección de sus columnas en Crítica. Tiene una página con sus escritos.
Carolina Parra
Empresaria en la cocina
"Me pregunto ¿a qué hora se dio esto? ¿En qué momento dejé de barrer y trapear mi empresa? Hoy hay tantas personas apoyándome y tanto reconocimiento de la gente afuera y de mis alumnos, que es la experiencia más grata que he tenido" , dice esta ingeniera industrial de 39 años especializada en mercadeo, directora general del Colegio de cocineros Gato Dumas y, junto con su socia Olga Reyes, la dueña de la franquicia en Colombia. Recuerda cuando empezaron hace ocho años con una cocina en Arte Gourmet y cómo arrancaron bajo la marca Gato Dumas en el 2005, con 30 estudiantes. Hoy la escuela tiene 400 en Bogotá y 85 en Barranquilla, sede que según Carolina es un tributo a la ciudad de su niñez . "Además hago lo que más me gusta, enseño. De aquí no ha salido ningún egresado que no haya pasado por mis manos. Tengo la materia más importante que se dicta en esta escuela: Ética".
Elizabeth Castillo
Desatando nudos
Hay cosas que ya muchos saben de Elizabeth. Sí, es lesbiana; sí, es activista, es además mamá y lucha contra viento y marea por los derechos de género, especialmente en casos de la violencia a la mujer, siendo autora de la investigación Feminicidio en Colombia...¡ah! y no es feminista, valga la aclaración. Esta pacifista por naturaleza reconoce que aunque es muy difícil ser homosexual en nuestra cultura, logró desligar la religión de su orientación sexual, tanto que se considera católica pero con un gran sentido crítico y entendiendo a Dios como amor, mientras comenta el verdadero pecado en pasajes como 'Sodoma y Gomorra' y el erotismo que se puede encontrar en El cantar de los cantares. Esta 'vieja chévere' de 39 años, ahora parte de una batucada -banda de tamboras- llamada 'Toques lésbicos' quiere invitar a las mujeres a decir lo que sienten, a "desatar nudos", a intentar ser felices y vencer la adversidad.
Ángela Posada Swafford
Exploradora de la naturaleza
Ha flotado en gravedad cero en un avión para astronautas. Ha visto nuevas formas de vida en un sumergible a tres mil pies bajo la superficie del Atlántico. Ha pisado el Polo Sur... La bogotana Angela Posada Swafford lleva 25 años entregada a la difusión de la ciencia, desde la ficción y el periodismo. Sus artículos suelen aparecer en revistas de varios idiomas, como National Geographic y Muy Interesante, y es autora de la colección de novelas Los aventureros de la ciencia, basada en sus viajes y reportajes. Ella soñaba de niña, como muchos, con ser astronauta, con ser piloto de sumergible. "Y he estado muy cerca de todo eso, gracias a esta profesión", dice. El año pasado se convirtió en la primera periodista hispana en recibir la beca del Polar Journalism Program, del Marine Biological Laboratory, para visitar la Estación Palmer en la Península Antártica. ¿Qué viene después? Tiene planes ahora de ir al Chad en busca de cráteres y a excavar en la Patagonia tras huellas de fósiles mamíferos.
Rosalba Jiménez
La vigía de las lenguas nativas
Majalú es su nombre real y significa 'Clan de las guacamayas'. Y la llamaron así porque según sus ancestros, su etnia (la sikuani, en Vichada) es descendiente de las aves. Pero esta mujer de 54 años, quizá la que más sabe de lenguas indígenas en Colombia, aceptó llamarse Rosalba, "porque ese nombre me lo regalaron en el colegio de religiosas donde estudié", recuerda. Precisamente una de sus luchas es que los indígenas conserven sus nombres tradicionales "que perdieron en la época de evangelización y castellanización, como negación de nuestra cultura", explica. En 1974 debutó como la primera educadora bilingüe indígena en el Vichada, y tras años de investigación y de construir el alfabeto de su lengua, coescribió en idioma sikuani y en castellano Wajaliwaisianü (Nuestras historias), con el lingüista francés Francesc Queixalós. Rosalba dice que su misión ya está por cumplirse. Solo le falta terminar de construir el andamiaje para continuar con el programa de protección a la diversidad etnolingüística de 68 lenguas nativas.
María Catalina Usme
Fútbol y oro
Esta es la capitana de la selección Colombia de fútbol femenino y dice que este deporte es, por supuesto, su vida. No solo le ha bastado con ser titular desde los 14 años, sino que además marcó un gol olímpico en los pasados XVI Juegos Bolivarianos en los que Colombia se llevó la medalla de oro, noticia de la que pocos nos enteramos. Sin embargo este año, y muy a pesar de su rendimiento, le toca retirarse de la Sub 20 y la Federación no ofrece una categoría para mayores que continúe con su proceso deportivo. "Qué ilógico es tener 20 y ya estar viejo en el deporte en Colombia", afirma Catalina con su acento paisa. No obstante, con orgullo aclara que, en selección o no, el fútbol va a seguir siendo su vida y así lo demuestra con las clases que brinda en la Escuela Femenina del Independiente Medellín y su carrera como profesional del deporte.
Martha Castellanos
Un norte bien claro
A esta economista directora ejecutiva, desde el 2007, del programa Computadores para educar del Ministerio de tecnologías de la información y las comunicaciones, no es necesario preguntarle por qué le gusta su trabajo. Contando anécdotas de las primeras entregas de computadores a niños, como en Popayán y la zona bananera, es inevitable entender que los niños le encantan, la empujan a seguir yendo a los lugares más apartados del país simplemente por ver la emoción que les genera a estas comunidades tener acceso a la tecnología. "Los niños son en definitiva la expresión más pura de la sinceridad", por lo que espera tener cuatro. Esta mujer de 34 años siempre persistente, se siente orgullosa de poder representar no solo a mujeres sino a todas aquellas personas que quieren y tienen definido ayudar a los niños de Colombia.
María José Arjona
Arte en vivo
"Mi obra tiene un proceso similar al que hace el cuerpo al digerir alimentos: pasa de la forma a la síntesis y, como resultado final, genera energía". Así define su trabajo la artista María José Arjona. Graduada en 1999 de la Academia de Artes de Bogotá, María José quería ser bailarina y se preparó para ello. Pero luego descubrió que cuerpo y arte podían estar unidos de otra forma: el performance. Sus acciones -en las que siempre está ella de cuerpo presente- han sido vistas en Colombia, China, varios países de Europa y Estados Unidos, donde Arjona vive desde hace diez años. Su obra se ha caracterizado por su sobriedad y su impacto, razón por la cual contó en sus inicios con el respaldo de la artista colombiana María Teresa Hincapié, y hoy tiene como mentora nada menos que a Marina Abramovic, la serbia considerada gurú del perfomance en el mundo. Precisamente invitada por Abramovic, María José estará el próximo mes en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, reinterpretando una de las obras de la artista serbia en su gran retrospectiva.
Laura Villegas
La vanguardia en el teatro
Hace 10 años partió a Londres a estudiar dirección de teatro y diseño en la escuela Phillipe Gaulier, se subió a las tablas y pocas veces se ha bajado de ellas. Laura Villegas a sus 30 años dirige En la calle Greifswalder, una obra del alemán Roland Schimmelp Fennig que se presenta en la Casa del Teatro Nacional. Fue ganadora, con el actor Nicolás Montero, del premio Fanny Mickey a Dirección Artística, con quien dirigirá este año la obra El deber de Fensterm, de Humberto Dorado y Matías Maldonado, inspirada en la la masacre de Trujillo (Valle del Cauca). Sin embargo, desde su primer trabajo en Colombia como directora asistente y de arte en la obra Pinocho y Frankenstein le tienen miedo a Harrison Ford, de la compañía Teatro Petra, mostró su intensidad en el video y la animación que caracteriza la vanguardia de sus trabajos. Con Javier Gutiérrez fundó el colectivo Inédita, que cuenta entre sus montajes desconocidos con Adentro la casa afuera, que revive para el Festival Iberoamericano de Teatro.
Valentina Pardo
Danza en el aire
Tiene 10 años y aprendió a hacer piruetas de alto riesgo al tiempo que conocía las primeras letras. Ella, que cursa quinto de primaria y entrena cinco horas diarias de lunes a sábado, es la carta principal del equipo de gimnasia femenina de Bogotá y compite en la categoría infantil avanzado. "Por su estructura anatómica y sus condiciones biomecánicas puede ser campeona mundial", dice su entrenador Edy Mauricio Pichimata. Sus músculos de fibra fuerte y flexible y su velocidad de aprendizaje la hacen lucirse con movimientos rápidos y explosivos. Precisamente, su figura menuda, su corta edad y sus gráciles movimientos enamoraron a los jueces en el XXIII Campeonato Suramericano Infantil de Gimnasia Artística en Perú, que le dieron el octavo lugar entre 40 competidoras, en septiembre pasado, en la que fue su primera salida internacional. Con un alto nivel de ejecución en las cuatro modalidades (salto, suelo, barra y asimétricas), el objetivo de Valentina es ganar el campeonato suramericano en Paraguay, en octubre.
Fotos: Hernán Puentes. Producción: Paula Sanmiguel. Vestuario: Pepa Pombo Cra. 14 # 83-46. Tel: 236 5958 Bogotá, Studio F. Maquillaje: Alex Ramos