En Panamá, ahora vecino país, pero que antaño fue parte de Colombia, el alto gobierno está aterrado con los culebrones que están viendo en la pantalla y que provienen de este país.
Ricardo Martinelli, presidente panameño, dijo que las telenovelas colombianas desnudan cuestiones del narcotráfico en Colombia y sus ramificaciones en el resto de América Latina, por lo que llamó a su despacho a ejecutivos de los canales privados de televisión para exigirles que cambien el horario para transmitir esas historias.
Las telenovelas, alertó, "están haciendo un gran daño a nuestro país, con nombres bonitos que exaltan el narcotráfico, robo y atraco". "Eso no puede continuar", dijo, al referirse a telenovelas que han atrapado a la audiencia: 'El Cártel de los Sapos, 'Las muñecas de la mafia' o 'Sin senos no hay paraíso'.
La difusión de telenovelas solo busca obtener sintonía, pero su mensaje es 'negativo' y corrompe los 'valores morales', subrayó.
Si los canales se resisten a variar los horarios, los obligará a hacerlo por la vía legal de la Asamblea Nacional (Congreso), para ordenar que sean difundidas 'a altas horas de la noche', advirtió.
¿Y los noticieros?
Martinelli tampoco dejó por fuera a los noticieros, que describen el agudo problema de inseguridad que sufre Panamá, acosada por traficantes de personas, armas, drogas y mercancías del más diverso tipo."Les pido que hagamos una verdadera regulación, pero no una censura. No puede ser que un noticiero de una hora tenga 40 minutos de crimen, atracos y asesinatos, póngase las manos en el corazón y díganme si eso está bien", agregó.
Tras aclarar que defiende la libertad de expresión, aseguró "prefiero que arremetan contra mí, que me acaben a mí como persona, que hagan lo que quieran conmigo, pero no que destruyan al país".
José Meléndez
Especial para HOY