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Un Zipaquireño de 77 años con tercero de bachillerato siembra 1.500 hectáreas de papa al año

Luis Eduardo Gutiérrez comenzó a cultivar papa a los 17 años, y en los 80 recibió el título de cultivador individual más grande del mundo, convirtiéndose en el Zar de la papa.

Este cundinamarquéz no se imagina el mundo sin papa. "Esa es la base de la alimentación de los colombianos", dice con orgullo.
En su vida este tubérculo ha jugado un papel muy importante. De tres millones de toneladas anuales de papa que se producen en Colombia, el 40 por ciento sale de Cundinamarca, y Gutiérrez está detrás de ese movido negocio.
Este hombre, de la vereda Río Frío, alcanzó a sembrar en sus mejores épocas 3.000 hectáreas en un año, y hoy sigue estando en 15 municipios del departamento. No en vano es conocido como 'el magnate de los tubérculos' o 'el rey de la papa'.
Empezó en el negocio cuando era un adolescente. Tras una enfermedad de su padre, Gutiérrez, con 17 años, tuvo que asumir el papel de hombre de la casa y las labores de la finca en Zipaquirá.
Aunque sus papás querían que terminara el colegio, la nueva responsabilidad lo fue alejando de los estudios y sólo hizo hasta tercero de bachillerato. El sueño de ser abogado, entonces, se desvaneció.
Sus esfuerzos quedaron centrados en los cultivos de papa de la finca, pues de ellos dependía la vida económica de la familia. Pero la suerte estaba de su lado y por alguna razón las inclementes heladas, habituales en la Sabana de Bogotá cada comienzo de año, no perjudicaban sus sembrados y lograba sacar buenas producciones de papa al mercado.
Se cotizó a los 19
Los vecinos, deslumbrados, empezaron a prestarle tierras, a cambio de grandes producciones. De ahí que a los 19 años tuvo su primera finca y hasta su primer carro.
Una intuición especial para elegir terrenos y climas le ayudaba a mantener cosechas durante todo el año y a que, no sólo en Zipaquirá sino en todo el departamento, supieran que la papa que se comían era sembrada por él.
Este hombre, que pasó de manejar 15 trabajadores de la finca familiar a tener más de 1.000, atribuye parte de su éxito a que siguió siempre las recomendaciones de su papá. "Me decía que había que invertir en tierra, porque así no se siembre al final puede venderse", cuenta el empresario, que ya tiene 60 años en el negocio de la papa.
Cuando comenzó a ser reconocido como el magnate del tubérculo viajaba con ilusión a Bogotá para comprar elegantes vestidos, a los que no les podía faltar el detalle de un pañuelo de colores. Todavía se viste así.
Nunca ha dejado de vivir en Zipaquirá, donde tiene su oficina, pero el prestigio de sus papas alcanzó a trascender las fronteras. En el mundo su nombre sonó en los 80, tras el Primer Congreso Mundial de la Papa, en Canadá, donde recibió un reconocimiento como el cultivador individual más grande del mundo. En los pasillos se referían a él como a "Mister Potato".
En Colombia, los agricultores le atribuyen la creación de Fedepapa. A pesar de estar en un negocio tan inestable, Gutiérrez siempre ha sabido mantenerse. "A él le debemos los cambios tecnológicos, la fertilización y la mejora en la semilla", afirma Augusto del Valle, el hoy presidente de Fedepapa.
'No he aplastado a los chicos'
Aunque no faltan quienes le atribuyen ser la cabeza de un monopolio que deja sin oportunidades a otros, Gutiérrez afirma que su negocio "no ha aplastado a los pequeños". Dice que junto a él las grandes cabezas de la producción papera sólo cultivan el 4,5 por ciento, frente al 85 por ciento que siembra el resto de los agricultores del departamento.
De su exitosa carrera con el alimento preferido de muchos, él se limita a decir que hoy día se mantiene siguiendo con juicio las palabras que alguna vez escuchó del presidente Álvaro Uribe: "Hay que sembrar caña cuando la panela está barata".
Lina Sánchez Alvarado
Redactora de El Tiempo
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