Obama partió este miércoles a Oslo para recoger un Premio Nobel de Paz que ha descrito como "una llamada a la acción frente a los desafíos comunes" pero que le llega cuando acaba de anunciar una escalada de la guerra afgana. Al autorizar el envío de 30.000 soldados más a Afganistán, para reforzar un contingente estadounidense que sumará ahora más de 68.000 militares en el país asiático, Obama es la cabeza de una escalada de la guerra contra la red terrorista Al Qaeda y el movimiento talibán. Por otro lado, las encuestas apuntan a que la mayoría de los votantes está en desacuerdo con que se le haya concedido el premio, sin que haya cumplido aún siquiera un año de mandato. Un sondeo dado a conocer esta semana por el Instituto Quinnipiag indica que apenas el 26 por ciento de los estadounidenses cree que Obama merece el Nobel. La propia Casa Blanca no es ajena a la contradicción que supone conceder el Nobel de la Paz al presidente de una nación en guerra y ha indicado que Obama hará alusión a esa "yuxtaposición" en su discurso de aceptación del premio, previsto para este jueves a la 1 de la tarde (hora de Noruega). "Vamos a referirnos directamente a la noción que muchos han mencionado, que es la yuxtaposición del momento de la entrega el Premio Nobel de la Paz y su compromiso de enviar más tropas a Afganistán", declaró el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs. El mandatario, que cumplirá una visita de menos de 24 horas a Oslo (Noruega), sede de la entrega del premio, estará lejos de las preguntas de los periodistas, hecho inédito para la magnitud del reconocimiento, y tampoco asistirá a algunos de los eventos que se hacen en su homenaje. Justamente por el fortalecimiento de la presencia militar de E.U. en Afganistán, el Presidente dijo ayer que no puede compararse con Nelson Mandela o con la Madre Teresa, premiados al igual que él con el Nobel de la Paz.
No puede compararse
"El Presidente entiende y sabe que no está al mismo nivel que (el ex presidente sudafricano) Nelson Mandela y (la religiosa albanesa beatificada) Madre Teresa" de Calcuta, afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs. De todas maneras, Obama no evitará las manifestaciones previstas cerca de su hotel para exigir la retirada de las tropas de Afganistán.
Así, Noruega, por lo regular un país tranquilo, desplegó el más importante dispositivo de seguridad de su historia, con más de 2.000 policías, aviones de combate y un avión de vigilancia Awac.
Según analistas, en su discurso de aceptación del premio en el Auditorio Municipal de Oslo, Obama tendrá que hilar muy fino, pues el galardón le llega cuando ha ordenado aumento de tropas en Afganistán y además algunas de las principales organizaciones de derechos humanos, como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, le han pedido que en su discurso renueve el liderazgo de E.U. en la lucha a favor de los derechos humanos, luego de que su reputación fuera dañada por los abusos cometidos durante la llamada guerra contra el terrorismo del anterior Gobierno de George W. Bush.
El comité Nobel noruego anunció el pasado octubre que concedía el prestigioso premio a Obama por sus "extraordinarios esfuerzos en fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos".
Entre estos esfuerzos, citó su propuesta para lograr un mundo sin armas nucleares y sus intentos de acercamiento al mundo musulmán.
Aquel anuncio tomó por completa sorpresa al presidente estadounidense, que entonces se declaró "profundamente sorprendido y honrado" por el galardón.
"Para ser sinceros, no siento que me merezca estar en la compañía de tantas personalidades transformadoras que han sido homenajeadas con este premio", admitió entonces.
El premio ha suscitado polémica. Muchos críticos indicaron que el presidente estadounidense no ha logrado aún nada concreto con su política y el galardón se le ha concedido simplemente por unos bellos discursos y por no ser su predecesor, el impopular George W. Bush.
Sus partidarios apuntan que ha creado un nuevo clima mundial más proclive a la colaboración. Estados Unidos, recuerdan, se encuentra próximo a finalizar un acuerdo de desarme nuclear con Rusia. Y su Gobierno ha dado un fuerte giro a la política medioambiental de su predecesor.
Durante su estancia en Oslo, el presidente de E.U., que viajará acompañado de su esposa, Michelle, tiene previsto visitar el Instituto Nobel noruego y reunirse con el primer ministro del país, Jens Stoltenberg, con quien ofrecerá una muy breve rueda de prensa.
Su visita a Oslo, que inicialmente iba a estar precedida de una parada en Copenhague para participar en la Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático -algo que finalmente se ha pospuesto para la próxima semana-, concluirá el viernes por la mañana, cuando regresará a Washington.
El galardón viene acompañado de una recompensa en metálico de 1,4 millones de dólares. La Casa Blanca ha indicado que el mandatario donará esa cantidad entera a fines caritativos, aunque hasta el momento no ha revelado cuáles.
Se trata de la tercera vez que un presidente de Estados Unidos en activo recibe el Premio Nobel de la Paz. Los otros dos fueron Theodore Roosevelt (1906) y Woodrow Wilson (1919).
WASHINGTON (Efe-AFP)