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Falleció Bobby Robson, ex futbolista inglés; dirigió a Inglaterra en el Mundial de 1986

Se marchó después de casi 60 años dedicado a este deporte, seis décadas de un comportamiento ejemplar que lo hará ser recordado más por los valores que encarnaba que por su palmarés.

Porque hasta en la forma de irse ha sido todo un modelo a seguir.
Incansable, llevaba luchando contra la enfermedad desde 1991, 18 años en los que le fue diagnosticado cinco veces cáncer y que, sin embargo, no lo alejaron de los terrenos de juego hasta casi el final de sus días.
Robson, de 76 años, era consciente de que el cáncer le estaba consumiendo su vida, como confesó en el diario inglés The Sun el 6 de agosto de 2008: "mi enfermedad está estable y no ha mejorado tras el último ciclo de quimioterapia. Siento que me estoy muriendo".
Pero no dejó de admirar el fútbol y muestra de ello es que el pasado domingo todavía se le podía ver en el campo, concretamente en el St. James Park de Newcastle, disfrutando desde su silla de ruedas del partido entre Inglaterra y Alemania, y al que acudió con la
medalla al mérito deportivo que le concedió la Uefa.
Su muerte, pese a que no ha cogido por sorpresa a nadie -su estado de salud era ya muy débil-, ha conmocionado al Reino Unido, suscitando un torrente de reacciones.
Sir Bobby Robson nació un 18 de febrero de 1933 en el condado de Durham, al norte de Inglaterra, hijo de un minero. Cuando estudiaba para electricista un balón se cruzó en su camino, y con sólo 17 años debutó en el Fulham.
El delantero jugó 152 partidos en su primera etapa en el equipo londinense y metió 68 goles, tras lo que se marchó al West Bromwich, donde participó en 239 encuentros y marcó 56 goles, para después volver a recalar en el Fulham, etapa en la que sumó 193 apariciones más y se apuntó 9 tantos más.
Sus registros le permitieron enfundarse la camiseta de su país e incluso participó en el Mundial de Suecia, celebrado en 1958.
Robson empezó su andadura en los banquillos en Canadá con el Vancouver Royals, aunque sólo un año después fue nombrado nuevo entrenador del Ipswich, con 35 años.
Bajo su mando el equipo se clasificó por primera vez en su historia para la Copa de la Uefa en la temporada 72/73, quedó tercero en Liga en 1975, ganó la FA Cup en la 77/78 y alzó la Copa de la Uefa en 1981 tras vencer al AZ Alkmaar.
De esta forma logró transformar un equipo pequeño y sin muchas aspiraciones en uno de los conjuntos más importantes de Inglaterra, codeándose incluso con los grandes de Europa.
El éxito le llevó directamente al banquillo de la selección inglesa, donde vivió uno de los mayores sinsabores de su vida cuando Diego Armando Maradona y su famosa 'mano de Dios' abrieron el marcador en la victoria conseguida por Argentina en los cuartos de final del Mundial de México, en 1986.
En 1991 fichó por el PSV, donde ganó una Eredivisie, y de allí pasó a Portugal, país en el que entrenó a dos de los grandes: el Sporting de Lisboa y el Oporto.
Robson llegó al Barcelona en 1996 con la difícil misión de sustituir a Johan Cruyff, con quien los 'culés' habían disfrutado del 'Dream team' y consiguieron su primera Copa de Europa.
Acompañado por José Mourinho, el actual entrenador del Inter de Milán, Robson ganó la Recopa, la Copa del Rey y la Supercopa de España esa temporada, aunque quedó segundo en Liga por detrás del Real Madrid de Fabio Capello.
En su etapa en el banquillo 'azulgrana' fue testigo de la explosión de un jovencísimo Ronaldo, que llegó de su mano al Camp Nou procedente de Holanda y del que Robson aseguró: "He trabajado con jugadores increíbles en mi vida, pero él era de una clase diferente. Tan bueno como Pelé, yo no he conocido nada mejor".
Sin embargo, el entonces presidente del club, Josep Lluís Núñez, prefirió contratar al holandés Louis Van Gaal en su lugar, por lo que pasó a formar parte del 'staff' técnico.
Un año después, en 1998, regresó a la liga holandesa con el PSV, y uno más tarde volvió a su país para coger las riendas del Newcastle.
Con él, las 'urracas' -que este año descendieron a la primera división- vivieron una época exitosa, logrando clasificarse para la Champions en la temporada 2002/2003.
Desde que en 2004 fuera relevado, no dejó de estar vinculado en lo posible al fútbol y, de hecho, fue también asistente del seleccionador de la República de Irlanda Steve Taunton.
Durante toda su carrera fue un conocido defensor del buen juego, lo que para algunos periodistas británicos lo convierte en una especie de 'visionario'.
Sir Bobby Robson creó también una fundación que lleva su nombre con el objetivo de recaudar dinero para el centro de investigación contra el cáncer del Freeman Hospital, en Newcastle, al norte de Inglaterra.
Su clase y sentido del humor eran dos de las señas más reconocibles del entrenador inglés. Entre las condolencias expresadas por su fallecimiento, una frase aparece repetida en la boca de la mayoría: "No hay otro como él".
El pésame por la muerte de Robson se extiende por todo el mundo
De forma similar se expresó su antecesor en el cargo, Tony Blair, conocido hincha del Newcastle, quien resaltó: "'Sir' Bobby fue una de las personas más simpáticas y genuinas que jamás he conocido, un verdadero 'Geordie gentleman' -caballero típico del norte de Inglaterra-".
Joseph Blatter, presidente de la Fifa, ha confesado que le ha producido "una gran tristeza y emoción escuchar la noticia del fallecimiento de Sir Bobby Robson, una de las mayores personalidades del mundo del fútbol".
"Siempre mostró una gran pasión por nuestro juego y todos los aficionados del mundo entero le van a echar de menos. En nombre de la familia del fútbol mundial, quiero agradecer a Sir Bobby Robson su memorable contribución a nuestro deporte", finaliza el presidente de la Fifa.
"He recibido con gran tristeza la muerte de Sir Bobby Robson. Era un gran embajador del fútbol y un auténtico caballero en todo lo que hizo. Conservaremos el recuerdo de su carrera, la de jugador y la magnífica como entrenador, tanto de club como de selecciones", señaló Michel Platini, presidente de la Uefa.
El presidente del Barcelona, Joan Laporta, calificó a Robson  de "'gentleman' y caballero del fútbol. Siempre trae buenos recuerdos porque consiguió tres títulos como barcelonista".
"Es una de esas personas que nunca debería morir, no tanto por lo que hizo en su carrera, sino por lo que daba a quienes tuvimos la suerte de conocerlo y estar a su lado", ha destacado José Mourinho, entrenador del Inter de Milán y que ejerció de ayudante del británico en el Sporting de Lisboa, Oporto y Barcelona.
Su homólogo en el banquillo del Manchester United, Alex Ferguson, recalcó que durante sus 23 años de trabajo en Inglaterra no ha conocido "ni a una sola persona que haya dicho algo malo de Bobby Robson. Era un amigo genial, un hombre maravilloso, un tremendo futbolista y alguien cuya pasión y conocimiento del juego era insuperable".
"Es de verdad muy triste que haya perdido su batalla final contra el cáncer, pero nunca lo olvidaremos. Fue un hombre extraordinario", afirmó por su parte el actual seleccionador de Inglaterra, el italiano Fabio Capello.
"La muerte de Sir Bobby es una triste pérdida para el fútbol", aseguró Rafael Benítez, técnico del Liverpool. "Nunca perdió su tremenda pasión y entusiasmo por este deporte", apuntó, destacando su talento y su experiencia en varios países.
Barcelona emitió un comunicado en el que lamenta el fallecimiento del que fuera su entrenador durante la temporada 1996-1997, en el que califica a Robson de "leyenda dentro del mundo del fútbol".
El capitán del equipo 'azulgrana' en aquella época, el rumano George Popescu, lamentó la triste noticia de su muerte y recordó al inglés como un "señor y una persona estupenda", además de alabar por encima de sus cualidades como técnico su afabilidad.
Al alud de declaraciones de condolencia por su fallecimiento también se suman los homenajes espontáneos que aficionados al fútbol le están rindiendo en el Reino Unido, especialmente en la estatua de Bobby Robson que se encuentra en Ipswich y frente al estadio de fútbol del Newcastle, St. James Park.
Hasta allí se han desplazado cientos de personas para dejar flores, balones, camisetas y mensajes en su recuerdo.
"Hoy es un día muy triste, aunque es bonito ver a todo el mundo viniendo a mostrar sus respetos. Es una muestra de lo mucho que la gente lo respetaba", explicó en declaraciones a la agencia local de noticias PA Hannah Marshall, un estudiante de 19 años de Newcastle.
Londres
Con Efe
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