Rubio respeta tanto a la naturaleza que decidió no subir el K2, al ver que no veía sus huellas en la nieve a un metro de distancia y el viento lo tambaleaba. Eso fue suficiente para resguardarse en el campamento base, a 4.900 metros de altitud.
Para su fortuna, escuchar a su corazón y seguir sus instintos le hicieron tomar la mejor decisión. Los que siguieron rumbo a la cumbre, murieron en el intento. En la segunda montaña más alta del mundo (8.611 m), el pasado 3 de agosto fallecieron nueve personas y cuatro más desaparecieron. El accidente se produjo por el desprendimiento de un bloque grande de hielo.
A 'Fercho', como se le conoce, la tormenta lo tomó en medio del camino y paró en busca de refugio. Ese fue el impedimento para que este montañista barranquillero desistiera de lograr su octavo 'ochomil', el Makalu, ubicado a 8.463 metros.
"Cuando la tormenta empezó yo estaba a 6.800 m y me devolví con una gran frustración. El italiano Marco Confortola, amigo mío, fue uno de los que bajó con vida del grupo que se accidentó, pero le van a quitar todos los dedos de sus pies, pues llegó congelado".
A pesar de los obstáculos y del miedo, González-Rubio, que cuenta con el apoyo de DHL Express y Cafam, seguirá buscando escalar las 14 cumbres más altas del planeta. "Esas cosas no dejan de moverme el piso, yo no soy un súper hombre, pero no pierdo mi motivación", agrega.
"Estaré a 4.200 metros en un lugar que es cuatro veces más alto que la Torer Colpatria de Bogotá", afirma al pensar en su reto en la pirámide de Carsten.
"Quiero seguir escalando para no perder el entrenamiento de cara al 2009 donde volveré al Himalaya para subir el Lhotse, la cuarta montaña más alta del mundo con 8.516 metros".
Otra de sus obsesiones, es subir a la montaña más alta de Norteamérica: el monte McKinley e intentar el Shisha Pangma (8.027 metros) por segunda vez. "Son expediciones costosas que requieren una buena preparación y un mayor patrocinio".
CLAUDIA AGUILAR RAMÍREZ
claagu@eltiempo.com.co
REDACCIÓN DE DEPORTES