Cuentan que estaban cansadas de las ratas y otras plagas que acechaban a sus hijos y decidieron exigir a las autoridades que rellenaran esa "agua estancada" en la que vivían.
"Nuestra sorpresa fue mayor cuando en la Alcaldía Local y en el Acueducto nos dijeron que el humedal era un pulmón para la ciudad y las familias eran las que debían irse", cuenta Dora Villalobos, una de las líderes del grupo.
El compromiso
Un total de 160 familias, de escasos recursos, habían construido sus casas de cartón y lata sobre el humedal que rellenaron con desechos. Lograron comprometer a las autoridades para reubicar a las familias. Algunas regresaron a sus lugares de origen y otras se quedaron en barrios aledaños, en viviendas dignas.El grupo Banco de Semillas tuvo que soportar amenazas y frases de grueso calibre de las personas que no entendían porqué debían dejar sus hogares.
El propósito se cumplió y quedaron con la misión de lograr que los vecinos de 14 barrios entendieran la importancia de recuperar este pulmón.
Mujeres ingeniosas
Dora y sus compañeras han hecho la tarea con esmero. Ya hablan como biólogas e ingenieras forestales aunque muchas de ellas no tienen el bachillerato completo. Liliana Bolívar, por ejemplo, vive desde hace 18 años en el barrio Amparo. Llegó de Aposentos Tuta (Boyacá) a probar suerte. "Vendía cebolla en Abastos y volteaba cargas de lo que fuera", cuenta.Antes de integrarse al grupo Banco de Semillas conoció a mujeres del programa Familias Solidarias (Fasol), que la motivaron a capacitarse. "Primero me enseñaron a hacer las cuentas de mi plata. Después, me dieron clases para validar hasta quinto de primaria", recuerda.
Hoy, además, sabe qué son plantas endémicas, cuáles son las semillas que se deben sembrar en el humedal, cómo cuidar los juncos que ha sembrado con sus compañeras, las mismas que la acompañan a las clases de los biólogos e ingenieros que contrata el consorcio encargado de la recuperación del humedal.
En su labor ya no están solas, la comunidad las apoya, al igual que 14 niños que han conformado el grupo Guardia-nes del Agua, qu las ayudan en los recorridos que cada sábado hacen estudiantes de colegios de la zona. Además, han recuperado siete de las 25 hectáreas del humedal, sembrando 2.800 juncos y clausurando gran parte de los conductos de aguas negras de Corabastos.
ÁNGELA CONSTANZA JEREZ
EDITORA DE LA DIRECCIÓN DE RESPONSABILIDAD SOCIAL EL TIEMPO