El término es una abreviatura de la palabra inglesa emotional, vocablo que significa emocional. Esta subcultura se gestó a finales de los 80 y llegó a Colombia hace 5 años.
"Serás apagado, llegando a lo asocial y todos tus amigos deberán ser sólo emos", es la ordenanza que una página en Internet le hace a los adolescentes.
"Yo nunca pensé que cuando mi hijo me hablaba de emo se refiriera a esto", dice Germán Bautista*, cuyo hijo de 14 años, empezó desde octubre del año pasado a vestir de negro y a ser muy agresivo en la casa. "A mí no me pasa al teléfono y a mi esposa ya ha intentado pegarle".
Germán dice que la actitud de Nicolás empezó a cambiar enseguida. Usaba ropa negra, camisetas ajustadas al cuerpo con bordados y diseños femeninos, se alisaba el pelo y los zapatos tenían que ser Converse o Vans cuadriculados en rosa y negro.
En una especie de manual de 'Cómo ser emo' se les indica a los jóvenes desde cómo vestirse hasta cómo portarse con sus padres, resaltando que deben sentirse pusilánimes y llorar constantemente. En efecto, para los emos el mundo es miserable y denigrante.
"Cuando comiencen su eterno noviazgo... córtense juntos, y suban las mangas de los suéteres para mostrarle al mundo lo lamentable que es su vida (sus cortadas)", afirma una página web a la que entró Nicolás, un niño de Cumaral (Meta).
"Él aún no se pinta los ojos como los de Bogotá, porque no lo hemos dejado", dice el padre, quien asegura que ha tratado de hablar con su hijo como amigo. A la familia del menor le preocupa que el adolescente ya no puede dejar de ser emo, según afirma él mismo. Me dice: "papá, para mí ya es muy difícil salirme". Eso me asusta, pues no sé en qué está metido; sólo lo veo en Internet chateando con los amigos", explica su padre.
Germán quien afirma no saber si emo es una cultura satánica o un grupo de nuevos metaleros. "Lo único que no quiero es que mi hijo, el día menos esperado, se suicide", sostiene.
*Nombres cambiados