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Náufrago que estuvo cinco días perdido en el mar volvió el día en que terminó su velorio

Náufrago que estuvo cinco días perdido en el mar volvió el día en que terminó su velorio

José Reyes Córdoba, pescador de 68 años y 17 hijos, narró cómo se enfrentó a un tiburón que casi lo tumba de la canoa la primera noche del naufragio. Tomó agua de mar hasta que quedó purgado.

26 de enero 2007 , 12:00 a. m.

A la misma hora que sus dos mujeres y 12 de sus hijos le hacían un funeral y lo lloraban, el pescador remaba hacia la luz de un barco, intentado escapar de la muerte.

Ese martes en la tarde, su quinto día entre "el cielo y el agua", el chocoano de 68 años sí estuvo a punto de morir. Se tumbó sobre su canalete y decidió no esforzarse más.

Pero a las 7 de la noche, cuando sintió un barco, se incorporó y remó hacia él por casi cinco horas. Así sobrevivió a lo que empezó como un mero día más de pesca.

El hombre le contó a EL TIEMPO cómo hizo para no dejar que la vida se le fuera.

'Un tiburón me pasó por debajo'

"El viernes levanté a mi mujer a las 2 de la mañana pa' que cocinara el lonche: 6 bananitos podridos, un pedazo de pescado y un tapado (envuelto de plátano).

"Ví el día oscurito pero tenía la esperanza de que mejorara, y a las 4 de la mañana arranqué y me fui 4 horas mar afuera. Todo iba bien. A las 11 ya tenía 5 pescados: 4 chimbilos y un pez vela. Como venía de regreso me comí todo el lonche y quedé limpio. "A la 1 de la tarde cayó sobre mí la mala suerte: se me oscureció la costa y para rematar, no veía nada porque estoy mal de la vista. Tengo cataratas y terigios.

"Empecé a balsiar pero en vez de coger pa' la orilla me desviaba más. Hasta las lomas que le sirven a uno pa' orientarse se habían ocultado y ahí sí dije: estoy perdido, y ¿pa' donde más bogo?

"Entonces me quedé sentadito ahí, aguantando hambre.Tomé agua de sal y me puse mi capa negra. Eran las 2 de la mañana cuando una fiera, un tiburón, se atravesó por debajo. Le di un machetazo duro y cuando se volteó casi me hace hundir, me la llenó de agua y se fue. Amanecí chicando (sacando agua).

'El agua de mar me enfermó'

"Apenas vi el sol empecé a bogar otra vez como loco. Seguía tomando agua de mar hasta que me purgó. El canalete empezó a oler maluco porque los pescados se pudrieron y el pez que tenía de carnada ya estaba muerto, me quedé sin cómo pescar.
Descansaba en la noche porque estaba vaciado (enfermo del estómago). Solo veía agua y cielo. Les rezaba al santo Ecce Homo y a la Virgen del Carmen que me pusieran en la ruta correcta.

'En mi reloj no pasaba el tiempo'

"El domingo sentí que había perdido la fe aunque todavía estaba fuerte. Dije: Señor que se haga tu voluntad. Pensaba dentro de mi pensamientico que no iba a regresar a mi casa. A ratos me echaba un sueñito, pero cuando me daba cuenta solo había dormido máximo media hora. Siempre miraba el reloj con la esperanza de que fuera amanecer.

"El lunes fue el peor día. Remaba pero me dolía la columna. Ya ni pensaba nada, hacía la gestión por no quedarme de brazos cruzados, pero ya no balsiaba con el mismo vigor. Me sentía desconsolado y me dio una tontina en la cabeza (mareo). Me echaba agua de mar, pero ya me ardía porque tenía ampollas en la cara y en la sentadera estaba pelado.

'Me recosté para dejarme ir'

"El martes estuve desesperado y pensé cortarme la garganta con el machete, pero al final decidí que no y me recosté como para dejarme ir. Pero a las 7 de la noche Dios me iluminó con ese barco. Vi la lucecita amarilla y recuperé fuerzas pa' remar, era un barco pesquero, de Colombia. Llegué hasta allá y les dije: Estoy perdido.

"Eran varios chocoanos y me ayudaron a subir porque las rodillas no me respondían. Me dieron pancito con tinto y me llevaron a la planta de máquinas porque tenía frío, allá dormí sabrosito. Ya era el miércoles cuando me descargaron en Nuquí y me encontré con mi familia. No les dije nada, pero lloré cuando me contaron que habían acabado de terminar mi velorio. Ahora estoy feliz".

CATALINA OQUENDO
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
MEDELLÍN

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