Ayer, sobre la 5 de la tarde, 24 horas después de haber sido liberados por un reducto del Eln en una vereda de Samaniego, el intendente Carlos Calderón y el auxiliar regular Vladimir Meza salieron de Pasto para reunirse con sus familias en Ibagué y Medellín.
Los uniformados permanecieron encerrados en el comando central de la Policía de Pasto, en el centro de la capital nariñense, bajo una estricta vigilancia y no se les permitió hablar con nadie.
Lo único que se supo de su primer día después de recuperar la libertad es que su condición de salud es buena. Los uniformados ayer terminaron los trámites de un traslado de sede que quedaron pendientes el 2 de diciembre, cuando fueron plagiados mientras se desplazaban en una canoa en inmediaciones de Barbacoas (Nariño).
Calderón, comandante de la Estación de Roberto Payán, debía, además, protocolizar la entrega a quien asumirá ese cargo.
Veinticinco días de cautiverio
Mientras iniciaban el recorrido de regreso a sus hogares, los policías se recuperaron de los 25 días de cautiverio que vivieron en medio de la incertidumbre y que terminaron el miércoles a las 5 de la tarde en la vereda El Decio, tras un día de camino.
Allí, sus 80 habitantes, que desde hace apenas cuatro meses disfrutan de la energía, que no cuentan con agua potable y viven de la cría de ganado, fueron testigos de la entrega en la capilla del lugar.
Una delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr) y la Gobernación los recibió al filo de la tarde y bajo 7 grados de temperatura.
"Son libres. Me dicen cuáles son sus documentos", fue el último diálogo con los comandantes 'elenos', que con un abrazo sellaron su compromiso de devolverlos.
LEONARDO CASTRO
Especial para ELTIEMPO
Pasto