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La paternidad produce cambios hormonales y en el cerebro de los hombres, revela estudio

Ser padres reduce en los hombres, significativamente, los niveles de testosterona, la hormona sexual masculina, haciendo que se comporten de manera más "civilizada".

Redacción El Tiempo
Así lo afirman investigadores de las universidades Charles Drew de Los Ángeles, de Harvard y de Nevada, en Estados Unidos, que analizaron a 126 hombres de entre 21 y 38 años.
La investigación comparó los niveles de la hormona en hombres solteros y casados, con hijos y sin hijos, y encontró que, entre todos los hombres analizados, los padres tenían los niveles más bajos de testosterona.
Padres más civilizados
Según los expertos, esta reducción puede ser la forma por medio de la cual la naturaleza se asegura de que los padres se comportan de manera "civilizada" y no agresiva con sus hijos recién nacidos.
El individuo que tiene testosterona alta tiende a ser más agresivo y más activo, y esto puede explicar ciertas conductas sociales. Esta hormona es responsable del deseo sexual, por lo cual cuanto más alto es su nivel, mayor es la actividad sexual. Debido a esto, los bajos niveles de testosterona pueden reflejar el retiro del individuo de la "competición sexual" y su mayor participación en el cuidado paterno, según expertos.
Otro reciente trabajo americano sugiere que el cerebro del hombre puede modificarse cuando es padre.
Las investigaciones con unos minúsculos monos llamados titís indican que la estructura del cerebro de los primates que son padres es distinta de la de aquellos que no lo son. También han encontrado que los cerebros de los padres son más receptivos a una hormona relacionada al aprendizaje y la memoria.
El estudio de la Universidad de Princeton, es aparentemente la primera relación entre la crianza paterna y los cambios físicos y químicos en el cerebro de un primate, ha afirmado el neurobiologo Jon E. Levine, de la Universidad de Northwestern.
Los titís, que viven en la parte alta de los árboles de las selvas de América del Sur y Central, "son padres que participan mucho en el cuidado de sus hijos", según la investigadora principal Yevgenia Kozorovitskiy, en Princeton.
"Hay evidencias de que los padres titís cargan a sus crías el 70 por ciento del tiempo en su primer mes de vida, y la complejidad de sus cerebros los hace un buen modelo para examinar los procesos que podrían ocurrir en los humanos", según Kozorovitskiy.
Al estudiar el cerebro de estos monos, se observó que las cortezas prefrontales de los titís que eran padres tenían una mayor densidad de las "espinas" que se forman en las dendritas, unas microscópicas ramificaciones que permiten a las neuronas comunicarse entre sí.
En las personas, la corteza prefrontal se considera un centro relacionado con las emociones y el pensamiento superior, que incluye el aprendizaje de las consecuencias de las acciones.
REPORTAJES EFE
Tanto padres como madres sufren de depresión después del nacimiento del niño
Los investigadores también descubrieron que la materia gris de monos papás tiene más receptores de una hormona producida en la glándula pituitaria y conocida como vasopresina, lo cual significa que sus cerebros pueden procesar una mayor cantidad de esta sustancia que los que no son padres.
La vasopresina está muy relacionada con la conducta paterna, y en los humanos es decisiva para el aprendizaje y la memoria. "La experiencia de la paternidad altera dramáticamente regiones cerebrales importantes para la cognición", ha señalado Kozorovitskiy, que ahora se dispone a investigar si hay efectos similares en los padres humanos.
Otro trabajo, esta vez en seres humanos, muestra que casi tantos padres como madres sufren de depresión después del nacimiento de un niño.
Alrededor del 14 por ciento de las madres y el 10 por ciento de los padres mostraron señales de depresión posparto moderada o grave, según el trabajo, que analizó a más de 5.000 personas.
Sus relaciones con sus hijos se determinaron mediante preguntas sobre prácticas como la lactancia, poner a dormir al bebé sobre la espalda, y si leían, jugaban o cantaban con sus pequeños.
"Encontramos las interacciones cotidianas básicas estaban deterioradas en los papás, igual que en las mamás", señaló el doctor James F. Paulson, líder del estudio y profesor de pediatría, psicología y ciencias de la conducta de la Escuela de Medicina, en Virginia Oriental.
Redacción El Tiempo
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