Eran las 7 de la noche cuando los menores fueron sorprendidos por una balacera desatada entre pandillas del barrio Mojica, en el oriente de Cali.
Acababan de ingresar a la tienda donde minutos antes una familiar les había pedido que compraran el kumis y las balas se esparcieron en la esquina de la carrera 29 con calle 56.
"Hubo momentos de pánico. Fue muy corto y después nos dimos cuenta que el bebé estaba herido", dijo uno de los habitantes de esa zona, donde es frecuente el enfrentamiento de pandillas.
Una vez retornó la calma, el bebé fue trasladado al servicio de urgencias del Hospital Carlos Holmes Trujillo, en esa zona del Distrito de Aguablanca. Pero allí, los médicos no pudieron hacer nada.
El comandante de la Policía de Cali, coronel José Roberto León Riaño, dijo que una hora después de haberse registrado el tiroteo fue identificado el agresor del niño.
Al parecer el joven hace parte de una de las de las pandillas y fue reconocido por habitantes del sector.
Mientras la familia busca los medios para realizar el sepelio del bebé, las autoridades de salud pidieron nuevamente un control más estricto sobre el uso de armas de fuego.
Un informe del Observatorio Social de la Alcaldía de Cali señala que el año pasado 131 menores de edad murieron violentamente en la ciudad. De ellos, 108 fueron por heridas causadas con arma de fuego.
"No se justifica que cada vez aumente el promedio de menores afectados por la violencia", dijo el médico Jairo Astudillo, jefe de urgencias del HUV.
Ese centro asistencial atendió en el 2005 a 50 niños heridos por balas perdidas.
La Policía realiza intensos operativos en Mojica para dar con la captura del agresor del bebé.