Al asumir esta tarde su segundo histórico mandato como Presidente de los colombianos, Uribe revelará que su preocupación es que el país se quede sin paz y sin seguridad, por intentar la primera sin "hechos irreversibles" que justifiquen dicha aventura.
EL TIEMPO conoció de manera exclusiva detalles de la intervención que Uribe hará esta tarde tras jurar su segundo período constitucional (2006-2010), la cual podría tener ligeros cambios de forma.
Aunque el Presidente se referirá de manera amplia a asuntos económicos de la nación -segundo tema de jerarquía en su discurso-, paz y seguridad parecen configurar un binomio indisoluble de preocupaciones en su cabeza.
"No nos frena el miedo para negociar la paz. Confieso que me preocupa algo diferente: el riesgo de no llegar a la paz y retroceder en seguridad", dirá Uribe en uno de sus apartes.
Como pensaría un apostador, Uribe se debate entre el dilema de arriesgar todo el capital obtenido en materia de seguridad en busca de la paz, sin estar seguro de obtenerla.
Para Uribe, la seguridad es lo primero. Es piedra angular. Es su punto de partida en la búsqueda de la paz, el fortalecimiento del Estado, el crecimiento económico y la lucha contra la pobreza.
Cuando afirma que "la seguridad es paso irreversible para obtener la paz", parecería decir también que no arriesgará la principal fuente de su capital político.
Según se desprende del documento conocido, Uribe no buscará la paz a "cualquier precio". No lo hará.
"Reitero nuestra voluntad de lograr la paz, para lo cual únicamente pedimos hechos. Hechos también irreversibles que expresen el designio de conseguirla", dirá Uribe.
El Presidente, según conoció EL TIEMPO, estuvo varios días, primero en la Casa de Nariño y luego en la tranquilidad de su finca en Ríonegro (Antioquia), a escribir y reescribir su discurso, lo cual, visto ahora, hace pensar que meditó mucho cada palabra, cada frase, cada párrafo.
Uribe parece tener muy clara su responsabilidad histórica frente a la búsqueda de un bien como la paz, ansiado, pero al mismo tiempo su temor de perder lo que para el es lo primero: la seguridad, en proceso de consolidación.
"En medio de la violencia, el diálogo se desgasta y la búsqueda de la paz desmotiva la tarea de la institución armada legítima", escribió Uribe en su discurso.
Claro que se ve a un Uribe dispuesto a intentarlo. Sobre todo cuando advierte que así como ha vinculado todas sus "energías, con severidad, al rescate de la segturidad", no dudará "en entregarlas, con generosidad, a la paz".
Como si avanzara y retrocediera a medida que avanza en sus reflexiones, Uribe advierte que no permitirá "una paz engañosa que cualquiera pretenda asegurar basado en la capacidad criminal que le permita torcer la voluntad democrática".
Imposible desaprovechar la oportunidad para una glosa sobre el inacabable debate de izquierdas y derechas que él considera anacrónico.
A su juicio, la democracia moderna -ya no la derecha- reconoce en la seguridad "la primera de las libertades" y una "fuente de recursos para construir justicia social", viejo anhelo de la izquierda.
Por esta vía Uribe trata de ubicarse en un centro, que de todas maneras comporta una postura ideológica.
EDULFO PEÑA
Redactor de EL TIEMPO
Uribe, por el centro
Estado y economía, serán los otros dos temas centrales de su discurso.Uribe se esforzará por dejar más claras sus tesis sobre el papel del Estado en la sociedad de hoy.
Ese Estado, para Uribe, tiene que "estar comprometido por igual con el crecimiento y la equidad".
Para Uribe, el Estado debe ser el "promotor del crecimiento económico", pero llenando espacios vacíos, de manera subsidiaria.
"Allí donde exista empresarismo suficiente, el Estado estimula y garantiza equidad. Donde esté ausente la empresa privada, el Estado debe emprender la creación de riqueza, con recursos de capital de riesgo, así sea de manera temporal mientras llega la acción de los particulares".
El Presidente dirá que no quiere un Estado que lo "devore todo", ni un Estado cuyo único papel sea el de gendarme.
Dirá que no comparte la idea de "impulsar el crecimiento y abandonar la superación de la pobreza a la suerte del mercado".
En la formulación de su pensamiento sobre paz y seguridad y sobre Estado y economía, Uribe intenta matricularse en el centro del debate ideológico que para él es el pragmatismo.
Sobre la posesión