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Temática social de la novela II

Colombia ha sido un país pródigo en autores que trabajaron las injusticias sociales como tema.

La literatura colombiana se enriqueció con el aporte que en su momento le hicieron los novelistas que escribieron obras con sentido social. El sudor del hombre que trabaja en los socavones de las minas, las penurias del campesino que araña la tierra para sacarle los frutos, la pobreza del mendigo que pide monedas en la calle para saciar el hambre, la soledad del analfabeto que carga bultos en una plaza de mercado porque no sabe hacer otra cosa y la desesperanza de la mujer que ejerce la prostitución para no dejar morir de hambre a un niño fue durante muchos años una constante en la novela colombiana. Con la intención de mostrarles a los lectores las injusticias sociales, los autores tomaron como modelo literario ese ser humano que sobrevive en medio de dificultades.
Los novelistas que hicieron este tipo de literatura fueron conscientes del mensaje que querían transmitirles a los lectores. Encontraron a la vuelta de la esquina a esos seres desesperanzados que, sin nada entre las manos, les permitían hacer una radiografía de la realidad social colombiana. Como testigos de su tiempo, se apropiaron de unos temas que estaban ahí, latentes, esperando a que fueran novelados. Y con su capacidad narrativa, con su dominio del lenguaje, con los elementos creativos que le proporcionaba la palabra escribieron novelas donde mostraron esas desigualdades. Si 'María', de Jorge Isaacs, fue la novela cumbre del romanticismo, 'La vorágine', de José Eustasio Rivera, fue la más trascendente obra de contenido social escrita en Colombia.
Cuando se novela sobre la miseria el escritor no está creando mundos imaginarios. Simplemente está tomando esa realidad que lo circunda para enseñarle al lector cómo viven las clases marginadas. Un autor que escribe sobre la pobreza no está inventando nada, ni está fabulando sobre algo que no existe. José Antonio Osorio Lizarazo escribió una novela que es referente cuando se habla de este tipo de literatura: 'Casa de vecindad'. En esta obra se cuenta la historia de un hombre que cuando se queda sin trabajo se va a vivir a un cuarto en una casa donde arriendan piezas. Allí conoce a una mujer, Juana, que no obstante su pobreza lucha para no caer en la prostitución. Aunque a veces pasa hambre con su hijo de brazos, se sobrepone con resignación a sus dificultades.
Para escribir sobre esa situación de pobreza Osorio Lizarazo no necesitó forzar la imaginación. Las escenas que narra en 'Casa de vecindad' estaban ahí, como elemento cotidiano en una Bogotá sumida en la pobreza, donde la gente salía a rebuscarse el pan de cada día en oficios humildes. La novela fue publicada en 1930. La ciudad apenas empezaba su etapa de crecimiento. De allí que para entonces no hubieran muchas oportunidades de empleo. La migración que empezaba a darse del campo a la ciudad convierten a Bogotá en un destino de gente desarraigada que buscaba una oportunidad laboral. Todo lo que narra Osorio Lizarazo en esta novela estaba ahí, al alcance de su vista. En su obra el escritor no muestra escenas irreales.
Colombia ha sido un país pródigo en autores que trabajaron esta temática. Es que la miseria es una cantera rica en vetas que le abren al novelista las puertas para entrar en la intimidad del hombre sin futuro, del campesino desarraigado, de la mujer sometida. Jaime Sanín Echeverri tomó como personaje, en 'Una mujer de cuatro en conducta', a una muchacha campesina, de nombre Helena, agraciada ella, para mostrar la vida de un ser humano sin educación que debe someterse a la voluntad de los patronos en las casas de familia donde le toca trabajar. Tanto, que le cambian su nombre según las conveniencias. Helena es una víctima de las circunstancias. La falta de trabajo la lleva a la mendicidad, y después de caer en el vicio termina ejerciendo la prostitución.
El novelista colombiano que más trabajó la temática social fue Fernando Soto Aparicio. Sus dos obras clave en este sentido son 'La rebelión de las ratas' y 'Mientras llueve'. Cronológicamente, estas obras pertenecen a sus años iniciales, cuando el éxodo campesino hacia la ciudad comenzó a generar los cinturones de miseria. Rudesindo Cristancho abandona el campo, donde tiene asegurada su supervivencia, para buscar un mejor futuro como obrero de una mina de Carbón en Timbalí. Y Celina Franco Valdivia, que vive en un tugurio, termina en la cárcel acusada de un crimen que no cometió. 'Después empezará la madrugada', su novela sobre la violencia política de los años cincuenta, nos enseña a través de Clara Vicenta Fernández las causas de la prostitución.
JOSÉ MIGUEL ALZATE
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