A la subregión de Urabá llegan nuevos vientos que traen progreso y desarrollo. Sí, se evidencian los cambios y el progreso, no solo en lo económico sino también en lo social.
En el pasado, era común escuchar testimonios de violencia como el vivido en 1997 en la vereda Cuchillo Blanco, que era corredor estratégico de los grupos armados ilegales.
“El tema era tan complicado que solo podíamos comprar 10.000 pesos en mercado, y cuando se compraba más eran necesarias tres facturas: una para la Policía, otra para el Ejército y la última para el grupo que estuviera en la zona, supuestamente para evitar que les llevaran alimentos a los insurgentes”, comentó Luis Neo Asprilla, empleado de un campo bananero.
En este momento, Luis, impulsado, por su actual empleo y la paz que vive la región, sueña ser independiente con un proyecto en la tierra de donde fue desplazado y que ahora, en tiempos de tratados y negociaciones, recuperó haciendo uso del programa institucional de Restitución de Tierras.
Por su parte, la Asociación de Bananeros De Colombia, Augura, que lleva décadas trabajando en la región productora de banano tipo exportación, realizó, junto con los diferentes actores de la zona, el programa ‘Urabá se Siente’ con el que busca dejar de ser solo la suma y la resta de sus exportaciones para convertirse en articulador de los procesos que lleven desarrollo a la región y que otras personas, como Luis, sientan los beneficios, según aseguró Juan Camilo Restrepo, gerente de la organización bananera.
El programa dio lugar al Campo Experimental y Demostrativo Ramiro Jaramillo Sosa, centro de investigación del banano. En él se investiga, con el apoyo de universidades, alternativas de innovación y tecnología para la actividad. Otro objetivo es mostrarles y explicarles a los habitantes de la región cómo es el proceso y la logística de exportación, desde la siembra y cosecha.
Urabá, un mar de oportunidades
La región donde ahora están el moderno aeropuerto Los Cedros, el nuevo hospital de Apartadó, la Universidad de Antioquia y los nuevos proyectos viales.
La principal actividad económica deriva de los 20.000 empleos directos, 80.000 indirectos, para un total de 130.000 familias que viven de la actividad bananera, convirtiéndose en el verdadero motor del desarrollo social y económico.
ESNEYDER GUTIÉRREZ
EL TIEMPO