Mientras el alcalde de Cali, Maurice Armitage, y la gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, insisten en que el papa Francisco visite la capital vallecaucana, entre empresarios del sector hotelero circula la propuesta de gestionar con la Iglesia o de escribirle al pontífice para que no excluya a los caleños, ni al suroccidente colombiano, en su visita al país.
“Vemos con preocupación que el suroccidente colombiano y los departamentos de Cauca, Nariño y el Valle, que han sido algunos de los territorios más afectados por los embates de la violencia, no puedan presenciar la visita del más alto jerarca de la Iglesia católica a nivel mundial”, dijo Óscar Guzmán, presidente de la Asociación Hotelera y Turística del Valle (Cotelvalle).
Por su parte, Toro dijo que en momentos como el proceso de paz que alista la dejación de armas, la visita a Cali y al suroccidente es necesaria por ser una de las regiones más azotadas por los grupos armados ilegales. La visita, según la mandataria, ayudaría en ese proceso de perdón y sanación para el país mismo.
“Acompañaremos este noble deseo y, en cuanto sea posible y esté de nuestra parte, la vamos a secundar y a asesorar para que de alguna manera este norte del Valle, que tenía esa ilusión, no se sienta defraudado. Vamos a ver qué posibilidad encontramos para que el santo padre dirija su mirada y ojalá nos acompañara así sea por un espacio pequeño en esta región”, dijo el obispo de Cartago, monseñor Alejandro Castaño.
Así mismo, el alcalde de Cali dijo que la llegada del Papa es importante por todas las dificultades que hay, pues “es una ciudad con 180.000 desplazados de la violencia, que a su vez, ha sido golpeada por la guerra. Necesita apoyo moral y espiritual”.
EL TIEMPO