El viernes estalló un nuevo capítulo del escándalo de Odebrecht: el del pago de 400.000 dólares de la firma brasileña para la impresión de 2,5 millones de afiches de la campaña Santos 2010.
No es claro aún quién le pidió al empresario Félix Otto Rodríguez hacer esos afiches. Pero sí es el tercer episodio de una serie de versiones que empezaron cuando Otto Bula relacionó a Roberto Prieto, gerente de las dos campañas presidenciales de Santos, con los sobornos de Odebrecht.
Hasta hoy, la Fiscalía no tiene certeza de si el millón de dólares que Bula dice haberle entregado a Prieto, a través de Andrés Giraldo, existió o no. Bula también dijo que esa plata no iba para la campaña.
Además se investiga si, como lo declararon ejecutivos de Odebrecht, el contrato de un millón de dólares –para realizar una encuesta– con Paddington, filial de Sancho BBDO, habría buscado ganar el favor del Gobierno en plena campaña del 2014.
Lo que se indaga es si la plata de Odebrecht entró a las campañas sin ser reportada, lo que violaría las normas de financiación. El Ejecutivo muestra en su defensa el historial de los negocios de Odebrecht desde el 2010 para señalar que la firma no tuvo trato preferencial.
Asegura que la empresa no quería la adición del tramo Ocaña-Gamarra, sino el de Medellín-Puerto Berrío, que no logró. Añade que el contrato Ocaña-Gamarra le ahorró al país 3,6 billones de pesos. Y muestra que Odebrecht no logró ningún contrato de las vías 4G aunque precalificó en 15 proyectos.