Ni el cambio tecnológico, ni la regulación medioambiental ni la crisis. El verdadero enemigo de la industria del automóvil son las ‘amenazas’ al libre comercio que se ciernen sobre el mercado global.
Así lo aseguró Matthias Wissmann, presidente de la Organización Internacional de Constructores de Vehículos (Oica, por sus siglas en francés).
La patronal mundial del coche aprovechó el Salón de Ginebra para hacer el balance del 2017: 95 millones de vehículos fabricados, un 4,5 por ciento más que el año pasado, y siete años de incremento sostenido. España, con 2,8 millones de unidades producidas, sigue siendo el octavo país que más fabrica.
“Mantengan los mercados abiertos”, ha pedido Wissmann durante la rueda de prensa. “Todos los constructores tienen ahora cadenas de valor multinacionales. Cerca del 75 por ciento del valor agregado de un coche es generado por los proveedores, y por eso tenemos que hacer todo lo que se pueda para asegurarnos de que las fronteras se abren aún más”, dijo el también director de la Asociación Alemana de la Industria Automovilística (VdA).
El portavoz de los constructores de vehículos ha justificado su reivindicación por mercados más accesibles ante las más de 2.200 violaciones de los principios de libre comercio denunciadas por la Organización Mundial del Comercio el año pasado.
Solo al responder a preguntas de los periodistas, Wissmann se refirió, sin nombrarlo, al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus anuncios sobre posibles políticas proteccionistas: “Políticos que crean obstáculos y violan las leyes de una industria creativa”.
Oica insistió también en la necesidad de trabajar en la armonización de las reglas técnicas, para evitar multitud de estándares que hagan la producción más cara.
“No tiene sentido en un mercado mundial del automóvil que cada región tenga requerimientos especiales de tecnología”, alertó Wissmann.
Se trata de un tema que cobrará relevancia, por ejemplo, con las exigencias sobre contaminación.
Para el 2021, la UE quiere limitar a 95 gramos las emisiones, mientras que China pone el límite en 117 y Estados Unidos, en 119.
La representante de los constructores de Estados Unidos, Gloria Bergquist, aseguró que el Gobierno Trump aún no ha tomado una posición respecto a los Acuerdos de París para combatir el cambio climático, y por tanto la industria automovilística aún desconoce lo que le depara.
“Tenemos un compromiso con el medioambiente”, afirmó la portavoz norteamericana.
Wissmann recordó que al vehículo de combustible le queda mucho recorrido, especialmente en países emergentes, y abogó por mantener un equilibro entre las políticas de crecimiento económico y las medioambientales.
“Es necesario un nuevo balance”, pidió. “El deseo por movilidad individual está creciendo en el mundo, como se ve en las cifras de ventas. Pero al mismo tiempo, los deseos de los clientes se están moviendo en la dirección del automóvil eléctrico y digitalizado”, agregó.
Optimismo ante ventas
Desde Oica ven razones para “ser optimistas” en la industria. El año pasado se fabricaron 95 millones de vehículos, un 4,5 por ciento más que el año anterior.
España repitió como el octavo fabricante mundial de vehículos (2,88 millones de unidades), un 5,6 por ciento más con respecto al 2015. De acuerdo con el informe presentado en Ginebra, un salón al que Seat invitó a este diario, China sigue encabezando la producción mundial, y allí se ensamblaron el año pasado 28,1 millones de automóviles, un 14,5 por ciento más.
Le siguen Estados Unidos (12,1 millones de unidades, un 0,8 por ciento más) y Japón (9,2 millones de vehículos fabricados, 0,8 por ciento en comparación con el ejercicio anterior. Alemania subió su producción un 0,5 por ciento y ensambló 6,06 millones de unidades.
CAMILO S. BAQUERO
Ediciones EL PAÍS, SL 2017