Al maestro Aníbal Patiño, considerado el primer ecólogo del país, se le recordará siempre por su lucha para que la laguna de Sonso no fuera arrasada.
En enero pasado Sonso, refugio de 186 especies de aves, fue incluida en la lista de la convención Ramsar, que define la protección de humedales.
Por esa tarea y una vida dedicada a la defensa y conservación de recursos naturales, la muerte de Patiño causó tristeza en el ámbito social y académico.
En 1967 estuvo entre quienes marcharon en defensa de la Laguna de Sonso, en el centro del Valle, antes alarmas sobre intenciones de desecarla o afectar parte de su espejo de agua.
En febrero del año pasado, pese a su avanzada edad y salud afectada, fue uno de los que elevó su voz para alertar sobre el riesgo de un dique construido por particulares, y que luego fue demolido con apoyo de la Corporación Autónoma del Valle, la Gobernación, la Policía y el Ejército.
Oriundo de Zarzal, docente de la Universidad del Valle entre 1964 y 1977 y profesor honorario de la Universidad Nacional en Palmira, recibió dos distinciones de Univalle (1991 y 2012), dos medallas al mérito ecológico de la CVC, la Cruz de Caballero en la orden de las Ciudades Confederadas del Valle y el Premio Planeta Azul, del Banco de Occidente, que recibió del entonces presidente César Gaviria.
En agosto de 2002, el entonces presidente Andrés Pastrana, condecoró al profesor Patiño Rodríguez “en reconocimiento a la labor de toda una vida dedicada al conocimiento y conservación del medio ambiente”.
El Dagma y el Inciva lamentaron el deceso de Patiño, que viste de luto a los defensores del medio ambiente en el Valle y el país.
CALI