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'Mi padre se puede morir por enfermedad en una cárcel de China'

'Mi padre se puede morir por enfermedad en una cárcel de China'

Marinella Alzate relata su drama luego de que su padre, Luis Alzate, fue condenado a pena de muerte.

05 de marzo 2017 , 08:04 a. m.

Apenas hasta el viernes pasado, Marinella Alzate tuvo ganas de salir de su casa en Pereira y retomar su trabajo como vendedora.

Desde el lunes pasado, cuando Ismael Arciniegas se convirtió en el primer colombiano en ser ejecutado en China, estuvo aburrida, sin ganas de hacer nada.

Arciniegas, un caleño que fue capturado en el 2010 cuando intentaba pasar cuatro kilos de cocaína, por lo que fue condenado a la pena de muerte, no es su familiar, pero ella sintió su ejecución como si lo fuera.

Y es que esta mujer, oriunda de Medellín pero pereirana por adopción, vive desde finales del 2014 un drama similar al que atraviesan los parientes de Arciniegas. El 26 de noviembre de 2014, su padre, Luis Antonio Alzate Moreno, quien en esa época tenía 72 años, fue detenido por las autoridades chinas. En una maleta, llevaba cuatro mil gramos de cocaína. Por eso está en la cárcel de Guangzhou.

La familia de este hombre, oriundo de Chinchiná (Caldas), vendedor de profesión y padre de cinco hijos, supo lo que había pasado por una llamada del consulado de Colombia en China.

El adulto mayor, que hoy tiene 75 años, permaneció un año en un centro de detención hasta que las autoridades chinas lo condenaron a la pena de muerte con suspensión a dos años. Eso significa, explica Marinella, que a finales de este año le cambiarán su sentencia por cadena perpetua.

No puede caminar

Para Marinella, saber que su padre no será ejecutado es un consuelo, pero le pide al Gobierno colombiano que trate de negociar con el de China un tratado de repatriación de presos colombianos. La razón es que su padre está muy enfermo. Incluso, no está en una celda, sino en el centro médico de la cárcel.

A pesar del estado de salud de Alzate, el trato que le dan es indigno, según su hija. “Él permanece encadenado de pies y manos a una camilla las 24 horas del día, aunque no puede caminar. Desde hace cinco meses le permiten hacer tres caminatas diarias con un carrito, según nos cuenta él (en la llamada mensual que le permiten), que debe ser un caminador”. Y es que, además de una lesión en una de sus piernas, el caldense sufre de la tensión y tiene problemas con el colesterol.

Con la voz entrecortada, la consentida de los hijos de don Luis se lamenta de que a su padre no le han querido entregar una vasenilla para que haga sus necesidades fisiológicas y no deba hacerlas como los demás, en una letrina, porque corre el riesgo de caerse.

Marinella es consciente de que el panorama para su padre es desalentador debido a su avanzada edad y sus enfermedades. No obstante, está esperanzada en que en el 2020, cuando según las leyes chinas hayan pasado otros tres años, se pueda cambiar nuevamente su pena por una sentencia a años. En ese momento, él podría ser candidato a la repatriación por razones humanitarias, por su edad, tendría 78 años.

“Quiero que me ayuden a traerlo pronto, antes de que mi papá muera por enfermedad”, suplica.

PEREIRA

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