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Los habitantes de la calle, emparamados

Los habitantes de la calle, emparamados

"Hay que persuadirlos de salir de los caños, hay que ofrecerles comida caliente, manos amigas".

04 de marzo 2017 , 07:33 p. m.

Señor Director:

Con el estado del tiempo, ya no se sabe a qué atenerse. Este que era tiempo seco se volvió de un invierno crudo y con frío congelante, difícil de sobrellevar. Eso para quienes, por fortuna, tenemos un techo y las comodidades, comida y afectos de un hogar; pero ¿qué será de los habitantes de la calle, sobre todo los niños y las personas de la tercera edad? He visto a varios de ellos emparamados y salpicados por los carros. Y vi que hay preocupación por los que duermen en los caños, pues de pronto crecen. ¿Qué hacer? Hay que persuadirlos de salir de allí, hay que ofrecerles comida caliente, manos amigas. Hay muchos aún en la calle, y se necesita una labor humanitaria de gran escala. Son seres humanos, por Dios.

Carmen Rosa Novoa

¿Quién financia la política?

Señor Director:

Las declaraciones del senador Rodrigo Lara, del partido Cambio Radical, en el sentido de no poder seguir ejerciendo la política porque no tiene cómo financiar una próxima campaña, confirman las inquietudes de los colombianos sobre el origen extraño de los dineros que apoyan muchas campañas de senadores y representantes.

Se calcula que el costo de una campaña para aspirar a un cuerpo legislativo puede costar entre 15.000 y 20.000 millones de pesos. ¿Cuántos de los actuales senadores y representantes están en condiciones de autofinanciarse? ¿Cómo se explica el costo-beneficio de estos proyectos si lo que percibirá el elegido, originado en su salario y otras prebendas, no superará los 2.000 millones en los cuatro años que dura su periodo? ¿Le alcanza la retribución del Estado? Si no puede autofinanciarse, ¿quién lo hace y por qué?

No es muy difícil llegar a la conclusión de que lo anterior es uno de los componentes importantes de la corrupción que se vive en Colombia. Cada cuatro años escuchamos en el discurso de posesión de un nuevo mandatario que será implacable con este flagelo, y nada pasa, salvo que quienes financian las campañas empiezan a cobrar sus dividendos.

Mario Patiño Morris

No premiar las obligaciones

Señor Director:

La Alcaldía premiará las zonas de rumba con extensión del horario si se reducen las riñas; también permitirá incremento en las tarifas de taxis si los taxistas bajan la accidentalidad. ¿Con qué seremos premiados los vecinos próximos a tales zonas, que veremos reducido nuestro descanso, y los conductores privados que sí respetamos las normas de tránsito? Tanto bomberos como médicos están obligados a salvar vidas, sin importar el sueldo. Tales obligaciones son innegociables, y no tiene que mediar una dádiva para que respetemos los derechos de los demás. ¿Pretende la Alcaldía, entonces, que la cultura ya no sea “lo único que queda cuando hemos olvidado todo”, sino cuando nos han dado algo seductor a cambio?

Mayo Monroy

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