Donald Trump llegó el viernes a su sexta semana en la Casa Blanca a la defensiva ante el surgimiento de nuevas revelaciones de contactos entre su entorno y responsables rusos, que frustran su intento de recomponer unos caóticos 40 días en el poder.
Esta vez el turno le correspondió a su influyente yerno, Jared Kushner, quien se reunió con el embajador ruso en Manhattan, pero en la etapa de transición, supuestamente para establecer canales de comunicación con el Kremlin, charla en la que también participó el asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, que luego tuvo que renunciar.
Antes de abandonar Washington por su resort Mar-a-Lago en Florida, por cuarta vez en cinco semanas, Trump acusó a sus adversarios de emprender una “caza de brujas” sobre sus lazos con Moscú durante la campaña electoral, que el millonario niega. Coincidencialmente el mismo argumento que utilizó el canciller ruso Serguei Lavrov para referirse el viernes a la polémica desatada por los contactos de altos cargos del Gobierno con el embajador Serguei Kislyac.
Más aún, Trump ahora intenta ensuciar a los demócratas al pedir una “investigación inmediata” de los lazos del líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, con Rusia y el jefe del Kremlin, Vladimir Putin. En su trino, Trump hizo esa petición junto a una fotografía en la que aparecen Putin y Schumer, a quien tildó de “hipócrita total”.
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La foto en cuestión es de septiembre del 2003 y fue tomada en Nueva York, en la primera gasolinera en esa ciudad de la compañía rusa Lukoil. El senador respondió al presidente, también en Twitter, y le dijo que no tiene ningún problema en hablar de ese contacto que tuvo “con Putin y sus asociados” en el 2003 y que ocurrió “a la vista de prensa y público”, al retar a Trump y a su equipo a hacer “lo mismo”.
A lo que se suma que un periódico denunció que el vicepresidente Mike Pence usó un correo electrónico privado para asuntos de política general cuando era gobernador de Indiana, algo que recuerda el escándalo que sacudió a Hillary Cliton, que usó un servidor privado cuando era secretaria de Estado y que tanta desconfianza suscitó entre los republicanos.
El escándalo de Jeff Sessions, un fiel aliado del presidente, que como secretario de Justicia tiene al FBI bajo su mando, y que el jueves se apartó de cualquier investigación sobre el rol de Rusia en los comicios, está tomando visos explosivos. Esto porque Sessions dijo bajo juramento en el Senado que “no tuvo comunicaciones con los rusos”.
Pero periodistas reportaron que de hecho se reunió con el embajador Kislyak, en dos oportunidades, antes de las elecciones. Sessions, al verse acorralado, reconoció esos contactos, pero dijo que era parte de su rol como senador encontrarse con diplomáticos, y que con el embajador ruso hablaron de “cosas normales”, no de la campaña. Pero la oposición demócrata pide que renuncie y sea investigado por perjurio.
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El presidente ha negado cualquier vínculo con el Kremlin, pero con cuentagotas las revelaciones lo desmienten: durante la convención de investidura republicana, en julio en Cleveland, dos exconsejeros del entonces candidato, J. D. Gordon y Carter Page, se reunieron con Kislyak, reportó el USA Today. Justamente, el ocultamiento de conversaciones telefónicas con el embajador ruso le costó el cargo al exasesor de Seguridad Flynn, quien renunció. El hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., recibió al menos 50.000 dólares por un discurso en una conferencia en París, organizada por un centro de análisis cercano a Moscú, el Center of Political and Foreign Affairs.
Nada en esos contactos permite concluir una colusión con Moscú, se defiende la Casa Blanca. Pero los múltiples encuentros molestan también a los republicanos, que controlan el Congreso. Eso es quizás lo más preocupante para Trump.
El correo del ‘vice’ Pence
El vicepresidente de EE. UU., Mike Pence, dijo que su uso de una cuenta personal de correo cuando era gobernador de Indiana no se puede comparar con el que hizo Hillary Clinton como secretaria de Estado, al asegurar que cumplió con las leyes de ese estado. “No hay comparación”, declaró Pence.
En el caso del ‘vice’, se ha sabido que usó su cuenta personal de correo electrónico para asuntos sensibles y de seguridad nacional cuando era gobernador de Indiana. El periódico The Indianapolis Star tuvo acceso a 29 páginas de correos enviados por Pence desde su cuenta personal en los que se comunicaba con altos asesores sobre asuntos que iban desde la seguridad en la residencia del gobernador hasta ataques terroristas.
AFP-EFE