Un niño que murió en el 2007 mientras manipulaba un artefacto explosivo a la salida de su colegio, ubicado en la comuna 13, se convirtió en la última víctima de estas trampas mortales en Medellín.
El estudiante encontró en un escondite un tubo PVC y por curiosidad quiso abrirlo con una piedra, pero en ese momento explotó. Nadie supo si pertenecía a la guerrilla o a los paramilitares, quienes estuvieron en la zona por más de una década.
Él es una de las ocho víctimas que dejó la detonación de artefactos en la ciudad entre 1991 y 2007, tiempo en el que también hubo 26 heridos por estas causas.
Por ello, la capital antioqueña está en la lista de los 199 municipios del país con alta afectación con explosivos y fue priorizada por la Dirección para la Acción Integral contra Minas Antipersonal (Daicma), que lidera la estrategia de desminado humanitario en el país.
En la comuna 13, donde se registraron 10 de los accidentes, hace una semana empezó un estudio no técnico para descartar o confirmar que haya minas y municiones sin explotar.
Así lo explicó la subteniente Laura Martínez, líder de Estudios no Técnicos del Batallón de Desminado Humanitario N° 60, quien detalló que un equipo de 20 personas recorre los barrios de la zona en busca de información.
Los expertos tienen un mapa con las coordenadas de los eventos que dejaron 34 víctimas y de otros 38, que si bien no quedaron heridos ni muertos sí causaron mucho pánico.
“Los investigadores visitamos los lugares donde se registraron estos eventos y hablamos con la comunidad para verificar si sospechan de la presencia de minas antipersonales u otro tipo de artefactos”, detalló la líder.
El trabajo de campo consiste en analizar coordenadas, tocar puertas para preguntarles a los habitantes sobre accidentes y puntos peligrosos.
Igualmente, identificar si hay cuadras o predios, donde en el pasado se registraron eventos, y nadie volvió a transitarlos por miedo.
En caso de que los analistas identifiquen sospechas, empezaría el estudio técnico: buscar las minas en el terreno con expertos, caninos y equipos detectores de explosivos.
“Esperamos que este año Medellín salga de la lista de los territorios contaminados. El desminado no solo se realizará en la comuna 13 sino también en los corregimientos de San Cristóbal y Altavista”, agregó la teniente.
De acuerdo con el Informe ‘Desplazamiento forzado en la comuna 13: Las huellas invisibles del aguerra’ del Centro Nacional de Memoria Histórica, esa zona fue un referente de guerra urbana que tuvo como protagonistas a guerrillas, paramilitares y fuerza pública.Ese conflicto se agudizó entre los años 2000 y 2003.
El informe revela “que había riesgo por la siembra de minas antipersonas por parte de la guerrilla de la Farc en las cuchillas de la montaña —parte alta del barrio El Salado— y en los corredores de tránsito hacia el barrio Eduardo Santos”.
El Centro Nacional de Memoria Histórica dice, además, que en el barrio El Salado hubo despojo, saqueo y destrucción de viviendas con artefactos explosivos usados por los paramilitares como estrategia para desplazar a los pobladores y para sostener enfrentamientos con las guerrillas urbanas.
Avanza el desminado humanitario en Antioquia
En el departamento se han registrado 2.524 víctimas de minas antipersonas entre los años 1991 y 2016, lo que representa el 22 por ciento de la cifra nacional (11.460).
Los números muestran que Antioquia es la región del país más afectada por estos artefactos, pero también es la que más avanza en tareas de desminado humanitario, van cinco municipios libres de sospecha de estas trampas mortales, de ocho que hay en Colombia: Nariño, Guatapé y La Unión, declarados en octubre pasado; San Francisco, en el 2015, y San Carlos, en el 2012.
El Daicma registra que de los 125 municipios de Antioquia, 86 están contaminados de minas; 33 tienen alta afectación; 38 mediana, y 15 baja.
DEICY JOHANA PAREJA M.
Redactroa de EL TIEMPO
MEDELLÍN