Aliados y detractores coincidieron este miércoles en sus aplausos a la versión más “moderada”y “presidenciable” que presentó Donald Trump durante su primer discurso ante una sesión conjunta del Congreso estadounidense.
En la intervención, transmitida en vivo para todo el país el martes pasado en la noche, el presidente abandonó la agresiva retórica que venía empleando desde que llegó a la Casa Blanca –y que generó tanta polémica durante la campaña–, dando paso a un tono conciliador que sonó, por momentos, a ofrenda de paz hacia la oposición.
Incluso, críticos acérrimos como Van Jones, exasesor del expresidente Obama, catalogaron momentos de su discurso como “históricos” y de gran impacto.
“Si Trump es capaz de repetir instantes como estos, es muy probable que se quede en la Casa Blanca por ocho años”, dijo Jones en alusión a un pasaje en el que hizo un homenaje a la viuda de un militar que murió recientemente durante una incursión en Yemen.
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De acuerdo con los primeros sondeos, el público reaccionó de manera muy positiva a sus palabras. En una muestra de la cadena CNN, siete de cada diez estadounidenses aprobaron su intervención en referencia a la visión optimista del país que Trump les presentó.
Una visión, de acuerdo con la mayoría, a un mar de distancia frente a la versión apocalíptica que el mismo mandatario pintó el día de su posesión.
Y varios notaron, a su vez, que evitó confrontar a la prensa –su contrincante favorito por estos días– y se cuidó de no repetir falacias que le han cuestionado en múltiples ocasiones.
Dicho eso, la sensación general fue que se trató más de un cambio de estilo y no de fondo.
“Si se escucha con cuidado es claro que la diferencia estuvo en el tono, mas no en la sustancia. Bajo el lustre de sus palabras estaban los mismos temas y promesas que usó durante la campaña y que tanta controversia han causado”, sostuvo Elise Viebeck, analista del Washington Post.
Entre ellos, la mano dura para combatir la inmigración ilegal y referencias al “colapso de la infraestructura”, una “epidemia causada por el tráfico de drogas”, altos niveles de violencia y la necesidad de elevar barreras comerciales para proteger a la industria del país.
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Así mismo, otros apuntaron cómo Trump leyó su discurso de un teleprónter, neutralizando con ello las ideas escandalosas que a veces plantea cuando improvisa.
Tampoco es claro si esta “mejor versión” de Trump se mantendrá de aquí en adelante o eso será solo primavera de un día.
Para John McTernan, exasesor de primeros ministros en Reino Unido y Australia y que colabora como analista de varios medios de comunicación en Estados Unidos, no hay que apresurar conclusiones con tan pocas pruebas.
“Es tan baja la expectativa que existe sobre Trump que con un discurso escrito, seguramente por alguien competente de su entorno y leído palabra por palabra, ya se convierte en un genio”, sostiene el analista.
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Para McTernan, el discurso, más bien, fue diseñado para demostrar que Trump no es tan terrible como parece y generar con ello algo de sosiego entre sectores de la población muy ansiosos por el futuro de su presidencia.
“Es eso –afirma el analista– o Trump ha vuelto a usar uno de sus trucos más famosos: hacer que nos concentremos en el proceso (es decir, en el tono del discurso y su lenguaje corporal) e ignoremos el contenido”.
En cualquier caso, si el discurso fue un “borrón y cuenta nueva” o solo un paréntesis en el camino de su presidencia, es un interrogante que Trump mismo pronto resolverá.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter: @sergom68