A estas alturas, no hay quien no sepa que una cinta llamada Luz de luna ganó el Óscar como mejor película, tras una bochornosa premiación.
Así, se dio lo improbable: un filme sobre un muchacho negro que descubre su homosexualidad, rodado en menos de un mes y con un presupuesto de apenas 1,5 millones de dólares, fue galardonado por los más de 6.000 miembros de la Academia de Hollywood, que en su inmensa mayoría son de raza blanca. Sin duda, un gran logro. ¿Y la calidad?
La película aborda tres momentos de la vida del protagonista. En su infancia es retraído y sufre el rechazo de sus compañeritos, mientras su madre cae en las garras del crack.
Cuando entra en la adolescencia, las agresiones de sus compañeros se hacen más violentas y, en medio de su aislamiento, conoce a otro muchacho que lo acoge. Tras un giro imprevisto, lo reencontramos en la edad adulta, convertido en un delincuente torvo, sumido en sus propias cavilaciones, hasta que lo sorprende de nuevo el pasado.
El director y guionista Barry Jenkins encara con éxito un tremendo reto. Y es que no es poca cosa desactivar el estereotipo cinematográfico y cultural del delincuente negro macho y rudo, para mostrar su sensibilidad y el hallazgo de su homosexualidad.
Jenkins lo consigue, gracias a una narración poética alejada del melodrama y el maniqueísmo, y apoyada en un estupendo uso de la cámara y la fotografía.
Claro que a veces esos recursos no funcionan del todo, y el espectador se siente excluido del proceso interior del protagonista, lo que genera una distancia que se ve acentuada por las abruptas diferencias físicas de los actores que lo encarnan.
‘Luz de luna’
Dirección: Barry Jenkins.
Con: Mahershala Ali, Naomie Harris, André Holland.
Clasificación: 12 años.
MAURICIO REINA
Crítico de cine