La Luna, uno de los astros que más han despertado la fascinación por el firmamento, vuelve a hacerlo con la noticia –esta semana– de lo que será el regreso a nuestro más cercano vecino en el Sistema Solar.
A partir de este año, dos personas, civiles cuya identidad aún no ha sido revelada, comenzarán el entrenamiento para una misión que en el 2018 los llevará a dar una vuelta a la Luna y regresar a la Tierra. Así lo anunció la empresa Space X, que tiene en la mira llevar humanos a Marte en un futuro relativamente cercano.
La noticia se da a escasas cinco semanas de que perdiéramos –a la edad de 82 años– al último ser humano que se posó sobre nuestro satélite natural. El 14 de diciembre de 1972, el comandante Eugene Cernan pisó por última vez el suelo lunar y logró convertirse en fuente de inspiración para que los jóvenes “se atrevan a soñar y explorar”.
Hoy, 45 años más tarde, el viaje a la Luna sigue siendo un reto que implica superar importantes desafíos tecnológicos y que requiere para los tripulantes un arduo entrenamiento y asumir algunos riesgos importantes.
Hay que recordar que el camino que nos llevó por primera vez a ese satélite no estuvo exento de contratiempos y que, incluso, cobró la vida de varios astronautas (norteamericanos) y cosmonautas (rusos).
Hay algo allí en la Luna que hace un noble homenaje a los caídos en servicio durante los entrenamientos y misiones para conseguir ese logro. Se trata de la primera obra de arte que está expuesta en el espacio, específicamente en un pequeño cráter selenita, a casi 400.000 kilómetros de nuestro planeta, y que lleva por nombre El astronauta caído.
La pequeña escultura, hecha en aluminio y del tamaño de un par de dedos, representa la figura de un astronauta en su traje espacial. La obra del artista belga Paul van Hoeydonck viajó en la misión Apolo 15 y yace desde 1971 en la superficie lunar, junto a una placa que recuerda con sus nombres a 14 seres humanos que murieron en la carrera por conquistar el espacio.
Esta instalación, sin igual, fue puesta secretamente por el astronauta David Scott, quien solo reveló su sentido homenaje en una rueda de prensa a su llegada a la Tierra.
Aquella obra, expuesta en el que sigue siendo el más grande espacio de exhibición del universo conocido, nos recuerda el desafío de salir de nuestro hogar y adentrarnos en la exploración de ambientes hostiles para el ser humano.
SANTIAGO VARGAS
Ph. D. en Astrofísica. Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional