Señor Director:
Doble mensaje nos entrega la triste ejecución en China del colombiano Ismael Enrique Arciniegas. De una parte, la dureza de las leyes chinas, que buscan eliminar el tráfico de drogas que ingresan a su país; también habla de que la justicia no es negociable. Por otro lado, un llamado de atención a tantos colombianos que, independientemente de la razón que los motive, arriesgan su futuro y el de sus familias transportando drogas. Una mayoría importante de los cientos de colombianos presos en el mundo por este delito son gente humilde y buena que, buscando unos pesos para aliviar su bienestar, irresponsablemente se dejaron embaucar por unos bandidos que, a la hora del delito, no aparecen. ¡Ojalá esto sirva de lección!
Mario Patiño Morris
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Señor Director:
Hace poco leímos que en Holanda están cerrando las cárceles porque no hay reclusos... En tanto, en Colombia tenemos 180.000 reclusos en condiciones inhumanas de hacinamiento. ¡Ah!, y como si fuera poco, tenemos también tipo exportación: en cárceles del mundo hay 15.000 compatriotas, de los cuales un 56 por ciento están presos por narcotráfico, y gran parte de estos en China, condenados a cadena perpetua o la pena capital. Ya fue ejecutado Ismael Enrique Arciniegas... He aquí otra de las razones para mantener la lucha contra el narcotráfico: erradicación de ilícitos y sustitución con productos para seguridad alimentaria, cacao, maní, frutales, pastos o industriales como caucho, maderables... Si los propósitos del posconflicto se cumplen, tendremos una vida digna para nuestros labriegos y exportaremos una mejor imagen de nuestro país.
Fidel Vanegas Cantor
Hasta buses en la playa
Señor Director:
La ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture, parece que no conoce el tema sobre el cual escribe (‘Mucho más que mal parqueados’, 27-2-2017): denuncias de las exministras Parody y Correa y de un gran número de habitantes vecinos de la Boquilla sobre el tráfico en la playa. “… cuidarlas es también obligación de todos”, dice. Pero desde hace ocho años hemos denunciado el peligro que constituye el tráfico por la playa ante las diversas autoridades de Cartagena, Tránsito, Secretaría del Interior, Alcaldía Mayor y alcaldía menor de la Boquilla. Antes era en las temporadas altas. Ahora, si hay trancón, no tienen inconveniente las busetas, carros y motos en tomar la playa a toda velocidad. Por no hablar de cuando se dan cita los jóvenes en la madrugada para hacer las carreras de carros. Hoy, los edificios de la zona plantean comprar algunas barreras, como las que instalan en el centro histórico, pues el decir de las autoridades es que no tienen ni suficientes barreras ni suficientes agentes (falta de voluntad política). Estas barreras se pueden instalar en algunos lugares ya estudiados y así evitar un accidente fatal. ¿Será que tenemos que esperar a que suceda?
María Galvis
Cartagena
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