Juan José Herrera esperaba volver a escuchar esta noche la voz de su padre por teléfono, tras siete años de ausencia y temiendo que al caleño de 74 años, ejecutado esta noche, le quedaran pocas horas de vida en China.
La llamada estaba planeada, a través de la Cancillería colombiana, entre 7 y 9 de la noche de este lunes, y la ansiedad crecía porque desde que el caleño Ismael Arciniegas Valencia fue apresado en el país asiático, Juan José solo podía contactarse con su él a través de las cartas que el Ministerio de Relaciones Exteriores y consulados de la nación oriental le enviaban, a veces, cada dos meses cuando contaba con suerte.
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Juan José, de 34 años, quien lleva solo el apellido de su madre, es el mayor de los dos hijos que tuvo Arciniegas Valencia, quien se encontraba en una prisión de Guangzhou desde el 2010, año en el que fue detenido por intentar ingresar casi cuatro kilos de droga a cambio de 5.000 dólares, y donde permanecía, según le pudo contar a su hijo, en una pequeña celda, atado a las patas de la cama con una cadena de 16 eslabones.
El gobierno chino anunció su ejecución tras condenarlo por narcotráfico y el Ministerio de Relaciones Exteriores del país elevó este lunes una petición para que haya clemencia con Arciniegas, quien fue el primer colombiano en recibir la pena de muerte en ese país.
Juan José dice que su padre le contaba en cartas, con ciertas restricciones, cómo fue su vida en estos siete años en esa prisión y a la que llegó con una afección pulmonar.
![]() Imagen de Ismael Enrique Arciniegas. Foto: Archivo particular |
“Mi padre se estaba muriendo. Tenía neumonía grado 2 y fueron los chinos que lo atendieron para salvarlo y ahora, ellos toman la decisión de su muerte”, dijo Juan José, quien al igual que sus otros familiares tenía más de un clamor.
Antes de que su padre muriera, Juan José dijo: “Mi familia y yo no queremos que la gente lo vea como a un hombre que merece la muerte. Él no ha lastimado a nadie. Él solo se dejó seducir. Pero el flagelo del narcotráfico destruyó a mi familia. Por eso quiero cambiar esa historia, por eso me volqué en el arte y en los tatuajes a los que estoy dedicado hace 16 años”.
Juan José vive en Cali y cuenta que la historia de su familia es de ausencias, tristeza y de dramas.
Dijo que cuando tenía 2 años, su madre, María del Socorro Herrera falleció por causa de una sobredosis de droga y uno de sus dos tíos, Luis Germán Arciniegas y quien también fue apresado en China por el mismo delito de narcotráfico de su padre, murió en el 2013 por un derrame cerebral. A él, a diferencia del señor Ismael, no lo condenaron a muerte porque fue acusado de haber ingresado menos cantidad de droga.
Mientras Ismael fue detenido en el 2010, Luis Germán, el segundo de tres hermanos, fue apresado en el 2011.
El segundo hijo de Ismael Arciniegas, Daniel, fue asesinado hace unos cinco años. Juan José no quiso profundizar en cómo fue la muerte violenta de su hermano. No obstante, su asesinato se registró en Cali. “Mi hermano se llamaba Daniel Enrique Murcia. Ese apellido fue por la familia que lo crió después de que mi mamá murió. Ambos fuimos a otros hogares”, recuerda. De nuevo volvió el silencio y Juan José se abstuvo de dar más detalle.
'Vivió en condiciones infrahumanas'
Juan José solo repite que su padre nunca mató a nadie y que no merecía morir ejecutado. “En el primer año de estar en la cárcel nunca tuvimos comunicación con él. Tocó buscar mucho, además, para saber dónde estaba. Se tocaron puertas de los consulados para que nos pudieran ayudar a ubicarlo”.
Narró que las cartas de su padre empezaron a llegaron al año y medio después de estar en esa cárcel china. “Él no podía contar bien las cosas. No se puede. Pero ha vivido en condiciones infrahumanas (dijo cuando su padre estaba todavía vivo). Lo decía como oraciones (plegarias) que solo yo entendía. En esas cartas contaba que se baña cada día de por medio y que ha estado encadenado. Para usar una letrina tenía que pedirle ayuda a su compañero para que se la acercara y para cambiarla. También es colombiano, pero está con cadena perpetua”, narra.
Juan José dijo que su padre fue repartidor de periódicos y también llegó a ser periodista en Cali. Inclusive, con su hermano Luis Germán Arciniegas hicieron una revista en 1971, con motivo de los Juegos Panamericanos que en ese entonces se celebraron en la capital del Valle del Cauca. “Mi padre ha sido periodista. Ha sido publicista como lo fue mi tío. Mi padre llegó a escribir un libro”.
Juan José dijo que ese libro era sobre el narcotráfico y el daño que ocasionó en la historia del país en los años 80, pero dijo que nunca se publicó. “Mi padre lo llamó ‘Guerra santánica”.
Cuenta que espera que otros colombianos piensen más de una vez en tomar una decisión que les puede causar pérdidas y mucho dolor. Insistió en que todos sus allegados y él están sufriendo lo indecible.
Todavía a la expectativa por la suerte de su padre, Juan José dijo: “No quiero hablar de mi padre, como el detenido. Quiero que se sepa cómo es él. Su vida dedicada a escribir. Siempre le ha gustado el periodismo. Siempre le ha gustado escribir”. Aclara que el nombre de su padre era solo el homónimo del poeta santandereano, pero que entre ellos no existió ningún vínculo.
Sobre por qué una persona que escribió sobre el impacto negativo del tráfico de drogas terminó involucrado en un proceso por el que fue condenado a morir lejos de su patria y por este delito, Juan José solo respondió: “Una persona que escribe sobre este tema tiene contactos, pero como mi familia lo desea, queremos cambiar esa historia”.
“Tengo que colgar. Porque espero recibir la llamada para hablar con mi padre”, dijo Juan José, ansioso y con la voz temblorosa y triste. Apenas unas horas después, Ismael Arciniegas fue ejecutado en China.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
CALI