En los corredores de la Casa de Nariño, cerca del despacho presidencial, se ha escuchado decir que el proceso de paz con las Farc será el centro de los ataques de las extremas derecha e izquierda en la contienda electoral que ya está en marcha.
Lo que vislumbran en el horizonte desde Palacio es un alegato de unos y otros: los primeros acusando al Gobierno de haber entregado el país a las Farc y tratando de reversar algunos aspectos del acuerdo, y los segundos –incluso algunos miembros de esa organización– responsabilizando al Gobierno de no haber cumplido.
Ante esa probabilidad, lo que el Gobierno va a hacer en el tiempo que le queda es apurarse a cumplir la implementación. Lo acordado en La Habana.
Esto plantea la hipótesis que muchos comparten que, de nuevo, el tema de la paz y de la guerra será el eje del debate político por el poder en el 2018.
Una sentencia reciente del senador uribista José Obdulio Gaviria se apresta a confirmar lo dicho, cuando advirtió que si en el 2018 hay “un gobierno de las fuerzas políticas del ‘No’ ”, el “llamado acuerdo final y sus procedimientos ilegítimos” serían “puestos en entredicho” y “en discusión nuevamente”.
El anuncio de Gaviria provocó que dos de los principales líderes del liberalismo, Horacio Serpa y Humberto de la Calle (este último precandidato presidencial), llamaran a constituir una coalición de centroizquierda para neutralizar la amenaza uribista.
Al tratar de rectificar lo expresado por Gaviria, el expresidente Álvaro Uribe no despejó las dudas. Dijo que está de acuerdo con el apoyo a desmovilizados de base y a víctimas, pero “qué decir de la impunidad y elegibilidad de delitos atroces”. También dijo que el “desconocimiento del plebiscito” y el “abuso del ‘fast track’ ” son conductas “que invitan a la corrupción”.
“Ningún gobierno futuro tiene por qué acatar nada de lo incluido en la acción ilegal del ‘fast track’ ”, trinó hace dos días el exprocurador y precandidato conservador, Alejandro Ordóñez, para luego invitar a “rechazar” el acuerdo entre “la élite terrorista de las Farc y la élite corrupta de Santos-Vargas Lleras”, saliendo a las calles.
No hay duda de que el uribismo tendrá como discurso central en su campaña para el 2018 las críticas al proceso de paz.
Armando Benedetti, copresidente de ‘la U’, confirma esta hipótesis: “La derecha querrá que así sea, porque siempre le interesa que existan unos enemigos externos, crear enemigos para asustar al electorado y decir que ellos son los protectores de que la izquierda no se vaya tomar el poder, cosa que es absurda”.
Y en esta línea coincide el representante a la Cámara por el conservatismo, Telésforo Pedraza: “El otro sector político (la derecha) ha sido reiterativo en sus críticas al proceso de paz y a las iniciativas derivadas de toda la implementación del acuerdo. No es extraño que el expresidente Uribe y otros grupos afines se monten en ese ‘caballito’ ”.
Farc también critican
Aunque los principales beneficiados con el proceso de paz son las propias Farc, muchos de sus dirigentes acusan a diario al Gobierno de no cumplir sus compromisos al pie de la letra.
Esta semana, en carta a Jean Arnault, jefe de la Misión de la ONU en Colombia para el proceso de paz, el Estado Mayor de las Farc aseguró que “es el colmo que después de varios meses de firmado el acuerdo no haya seguridad jurídica para los guerrilleros”.
El propio jefe de esa guerrilla, Rodrigo Londoño, dijo en un trino esta semana que “aunque el Gobierno siga con el incumplimiento, no hay marcha atrás”, en sus compromisos de paz.
“Lo primero que hay que hacer es adecuar las zonas, ya ha pasado mucho tiempo y no hay justificación y no hay razón para que no haya una zona lista (...) no tenemos ni dónde meternos”, se quejó ‘Jesús Santrich’, otro líder de las Farc.
Las Farc a diario muestran inconformidad con otros “incumplimientos” como la demora en la liberación de amnistiados y tampoco han pasado la página de no haber logrado la libertad de Simón Trinidad, preso en Estados Unidos.
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