Hubo una época grandiosa para el rock latinoamericano. Algo posible gracias a los alcances que tuvo el Canal MTV y su ramificación latinoamericana.
MTV Latino nació en octubre de 1993 y muy pronto permitió la difusión masiva de agrupaciones y artistas venidos de distintos países de la región, algunos con un mayor aporte (México y Argentina), pero develando un mundo maravilloso de propuestas sonoras, algunas aún recordadas como verdaderos clásicos de nuestro rock.
En Colombia ya veníamos impulsados con ese mal llamado boom del rock en español, ese que a finales de los años 80 nos puso en la radio a Soda Stereo, Enanitos Verdes, Virus, Miguel Mateos, Los Prisioneros y toda una pléyade de nombres que se sumaron a los primeros conciertos importantes del género, como el 'Concierto de conciertos'.
Vino el interés lógico de las compañías discográficas locales por apoyar el talento local y que dejó otra interesante lista con nombres como Compañía Ilimitada (que ya tenía un largo recorrido), Pasaporte, Kraken y Kronos, entre muchísmos otros.
La década del 90 vino con toda su benevolencia y esa aparición de MTV Latino le dio a la región un ambiente lleno de regocijo musical.
Entendimos que el rock existía como una forma cultural con valores propios que, si bien inspirado en el antepasado anglosajón, se sostenía por sus propias propuestas, algunas increíbles como las mexicanas que se aferraban a la fusión con la tradición (Caifanes, Café Tacvba, La Maldita Vecindad) o nuestros Aterciopelados con su carga de música popular.
Pero MTV se desvaneció y con ello el interés de la radio local y las disqueras, que muchas veces encontraban la inspiración en la mencionada cadena de televisión y sin saber cómo, a la vuelta de pocos años ya no sabemos de rock uruguayo, chileno, boliviano, venezolano, incluso argentino o mexicano. Resulta hasta irónico que los grandes nombres en la escena con trascendencia regional sean los mismos de hace 10 ó 15 años.
Hay un hirviente movimiento de rock local en todos los países de estas latitudes, pero contradictoria e irónicamente la misma globalización y el desarrollo tecnológico acabaron con ese sentimiento de que existimos como región en una expresión tan universal como es el rock. ¿O acaso será culpa del reguetón?
DANIEL CASAS
Periodista musical