Isabelle Anne Madeleine Huppert es una de esas actrices clásicas que se queda en la imaginación del público después de cada una de sus interpretaciones. Gracias a ellas, en su país de origen la llaman “la reina” y en muchos otros lugares dicen que es “la Meryl Streep francesa”.
![]() Isabelle Huppert en la revista BOCAS. |
No están equivocados. A sus 63 años, Isabelle Huppert ha recibido 15 nominaciones al premio César –el más importante de su país, que ganó en 1966 por su rol en La ceremonia, de Claude Chabrol–, y ha merecido el título de mejor actriz en el Festival de Cannes en dos ocasiones –en 2001 por La profesora de piano, de Michael Haneke, y en 1978 por Violette Nozière, de Claude Chabrol–.
“Yo he tratado de definirme con cada uno de los papeles que he interpretado a lo largo de mi carrera, pero aún no he podido hacerlo completamente. Me siento como una obra de arte inconclusa”, dice la actriz, quien ahora ha acaparado la atención del mundo por su interpretación en Elle, del director holandés Paul Verhoeven. La película es una historia de suspenso psicológico que aborda de una manera ortodoxa un tema espinoso: el de una violación sexual. Isabelle interpreta a Michelle Leblanc, la mujer que tras ser víctima del ataque, decide tomar venganza. Por su actuación, Huppert recibió su primera nominación a los Óscar.
Verhoeven le ofreció este papel a varias actrices norteamericanas –se dice que Meryl Streep no quiso aceptarlo–, pero a Huppert le encantó el hecho de que ni el guion ni Verhoeven le dieran ninguna interpretación psicológica a su papel. “Yo no tenía una idea preconcebida de la historia ni del personaje”, dice. “Solo sigo el patrón de la historia: ella reacciona de una manera extraña porque no quiere venganza, pero tampoco se siente una víctima aunque lo es; parece una forma de rebelarse ante lo que le sucedió. Ella elige entonces un camino experimental, quiere convertir lo que le pasó en una experiencia de vida, y aunque al final de cuentas es una historia de fantasía, ficticia y no menos horrible, en el fondo la actitud del personaje me hizo sentir liberada”.
En Europa es conocida por sus roles en películas que tocan asuntos espinosos, como el de la perversión, el adulterio y la prostitución, entre otros temas que encaran el sufrimiento. No obstante, sus papeles contrastan abruptamente con la forma de ser de la actriz. Huppert es una mujer con garbo, pero con tendencias sutiles y delicadas; al hablar con ella se percibe una calma interior en sus respuestas pausadas y desinteresadas. Tiene una voz suave y un inglés impecable, en el que no se nota mucho el acento francés, y en nuestra conversación, que tuvo lugar en la ciudad de Toronto, en Canadá, se pudo notar aún más el aura especial de esta actriz parisina.
Su actuación en Elle fue muy valiente porque toca un tema delicado: el del ataque sexual a una mujer. Como actriz, ¿qué quiso comunicar con este trabajo?
No veo a este personaje ni a mi actuación de ella como algo inherentemente valiente. Mi trabajo consiste en llevarle a la gente, al público, una forma creíble de entrar en la vida de un personaje y al hacerlo no estoy diciendo que quiera legitimar de ninguna manera un caso como el que ese personaje vivió. Sin embargo hay que hacer que la gente entienda su proceso y para eso tengo que entrar en la mente del personaje. Es casi lo mismo que entrar en la mente de otra persona y ese es mi propósito cada vez que interpreto un rol.
¿Habló con alguna mujer que haya pasado por esa situación?
No, porque hay que aclarar que esto es ficción, es solo una historia. Creo que el oficio de actuar se trata más de usar la imaginación. Nunca hago este tipo de investigaciones ni trato de seguir patrones cuando abordo un personaje, pienso que lo interesante es dejarse llevar por la imaginación y por eso no hago ninguna investigación específica. Solo trato de tener un buen guion, un buen personaje, un buen tema y, sobre todo, un buen director.
Usted es conocida por interpretar mujeres que tienen un carácter fuerte. ¿Es algo que busca por convicción propia o porque los guiones que elige lo requieren?
No siento que los personajes que elijo sean tan fuertes como dices. Por el contrario, trato de encontrar una especie de definición intermedia. En el caso de Elle se trata de que ella no sea ni la víctima ni el victimario. No siento que haya caído en las caricaturas previsibles de ser una víctima, porque no me gustan esos papeles. Pienso que mis personajes no quieren ser víctimas. Pero, por otro lado, tampoco creo que se puedan definir a partir de lo opuesto.
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¿Entonces qué papeles le gusta interpretar?
Yo siempre intento encontrar algo que, en el medio de todo, se parezca a una verdad. Pienso que la mayor parte del tiempo en la vida uno no sigue patrones ficticios, eso es lo que trato de hacer como actriz para ser lo más fiel posible a lo que creo que es un comportamiento humano normal.
¿Cómo es usted en su vida normal?
¡Bueno, soy actriz, esa es parte de mi normalidad! [Risas]. Si te despiertas una mañana cualquiera es muy difícil saber lo que te va a suceder durante el día para predecir cómo vas a reaccionar a cierto hecho. Simplemente trato de seguir una agenda de trabajo o de actividades si estoy con amigos o en familia. Creo que, más o menos, esa es la forma en que soy; eso significa que me dejo llevar más por la intuición y la imaginación que por cualquier otra cosa. Por eso creo que tengo esta profesión: me dejo llevar mucho por la imaginación.
Para ser francesa, su acento francés es muy tenue. ¿De dónde lo aprendió?
Ah, eso debe ser porque mi abuelo era norteamericano. Tengo familia de ascendencia húngara y norteamericana. Tal vez les aprendí a familiares y amigos a pronunciar el inglés sin sonar tan francés, aunque a veces se me escapan muchas cosas.
¿Qué tan bien se siente ser una celebridad? ¿Es algo que le gusta aceptar?
No creo que me sienta orgullosa de eso, más cuando lo que busco es simplemente hacer arte o ser parte de algo artístico, nada más. Claro, puedo ver que algunas personas son muy fuertes y están muy orgullosas de lo que hacen, pero esa no es mi actitud. Creo que estoy en esa línea divisoria entre ser fuerte y débil al mismo tiempo. Es por eso también por lo que soy actriz, tal vez mucha gente en mi profesión es así. Entonces no estoy necesariamente orgullosa de lo que hago, me siento feliz de hacer algo que siento o creo que puedo hacer medianamente bien y creo que es un gran privilegio. Eso me da mucha fuerza y mucha confianza.
MARIO AMAYA
REVISTA BOCAS
EDICIÓN 60 - FEBRERO 2017