La máxima expresión del fútbol siempre será el gol, y más cuando se marca por primera vez como profesional. Gritos, algarabía, un abrazo interminable es lo que se espera ver después de ver cómo se infla la red. A Harold Santiago Mosquera le llegó su momento, y por duplicado, pero no hubo cantos, no hubo felicidad, el silencio invadió sus celebraciones.
“Mi mamá, hoy (este miércoles), estuvo en quimioterapia. Fue algo muy difícil no poder acompañarla por estar en concentración, pero ella sabe que de corazón estaba con ella y que estoy apoyándola. Le mando un saludo”, dijo con una mirada perdida Mosquera.
Ana Patricia Caicedo, mamá de Harold pasa por un difícil momento por un cáncer que sufre. El motor, la compañía del jugador de 22 años, nacido en Buenaventura, no pudo estar en El Campín en la celebración de los dos goles que anotó este miércoles en la victoria de Millonarios 3-0 contra Tolima.
“Es algo muy difícil. Yo le decía antes de su quimioterapia a ella que cómo iba a hacer para jugar, porque ella no me llamaba ni me decía cómo le había ido, pero sabía que haciendo goles ella iba a estar orgullosa. Sé que vamos a salir adelante. Yo la respaldo”, añadió.
Luego de que Millonarios terminara su gira de pretemporada por Estados Unidos, en el primer juego en Bogotá contra Medellín, Mosquera llegó con su cabeza totalmente rapada. El 10 de febrero en su cuenta de Twitter publicó una foto con su mamá y el siguiente mensaje: “Yo siempre voy a estar aquí para ti, mi guerrera. Te prometo que vendrán días mejores, llenos de felicidad, paz, diversión y mucho amor, mami”.
Los elogios por su destacada actuación contra Tolima y el apoyo por la situación de Ana Patricia no se hicieron esperar y desde todos los sectores dieron un mensaje de felicitación y aliento a Mosquera. Incluso Fabio Robatto, asistente del extécnico de Millonarios, Rubén Israel, dijo: “Y no han visto nada por ahora...”.
Después del juego Ana Patricia, seguramente después de una dura sesión de quimioterapia, esperó en casa a su hijo para darle el mejor de los abrazos. Seguramente el cariño de la mamá seguirá potenciando a su hijo como futbolista y los goles serán el motor para superar el complicado cuadro médico.
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