El gobierno alemán aprobó este miércoles un controvertido proyecto de ley para acelerar las expulsiones de miles de solicitantes de asilo, cuya petición haya sido rechazada, después de que un migrante tunecino, que se encontraba en esta situación, cometió un atentado en Berlín el pasado diciembre.
Las medidas, que todavía tendrán que recibir el visto bueno del Parlamento, forman parte de un acuerdo de principios concluido hace dos semanas por los Estados regionales, responsables en el país de la puesta en marcha de las expulsiones, y del gobierno federal.
A unos meses de las elecciones legislativas de septiembre, en las que Angela Merkel tratará de lograr un cuarto mandato consecutivo, la canciller busca mostrar una mayor firmeza ante las críticas, algunas llegadas desde su propio campo -conservador-, por abrir la puerta a más de un millón de migrantes entre 2015 y 2016.
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El texto prevé acelerar y facilitar los envíos a sus países de origen de aquellos solicitantes de asilo cuya petición no prosperó, como era el caso del autor del atentado yihadista con un camión que dejó 12 muertos el 19 de diciembre en Berlín.
La solicitud de asilo del tunecino Anis Amri, de 24 años, fue denegada pero no pudo ser expulsado, según Berlín, por la falta de cooperación de las autoridades tunecinas. "A los que se les deniegue la solicitud de asilo tendrán que abandonar el país", advirtió el miércoles el ministro de Interior, Thomas de Maizière.
Controversia
Alemania pretende aumentar de cuatro a diez días la duración de la detención de los migrantes a los que se les haya negado el asilo y sean considerados por la policía como potencialmente peligrosos, antes de ser enviados a sus países.
Los solicitantes de asilo que mientan sobre su identidad o que incumplan la ley tendrán que enfrentar sanciones más severas, como la imposición de una pulsera electrónica. Otro punto polémico: las autoridades tendrán potestad para acceder a los datos de los celulares de los solicitantes de asilo si dudan sobre su identidad.
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Si un migrante llama "90 veces a Sudán y dice que viene de Eritrea, existe una gran posibilidad de que se trate de un sudanés", explicó De Maizière. "Los celulares y los laptops pertenecen a al domino extremadamente sensible de la esfera privada", criticó el partido de la oposición Die Linke (izquierda radical).
Expulsiones de afganos
Además, las expulsiones, cada vez más numerosas, de afganos -el segundo grupo de solicitantes de asilo en
Alemania detrás de los sirios- también causaron revuelo. A principios de diciembre, el gobierno envió dos vuelos a Kabul con 60 personas en total.
Un tercer vuelo, con una cincuentena de afganos, despegará el miércoles por la noche desde Múnich (sur). Estas expulsiones dieron lugar a varias manifestaciones en el país y cinco Estados regionales suspendieron los envíos, argumentando el peligro que persiste en el país.
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"La situación en Afganistán empeoró claramente el año pasado", con un recrudecimiento de los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y los insurgentes islamistas, subrayó el miércoles Markus Beeko, secretario general de Amnistía Internacional en Alemania. En 2016, 80.000 personas fueron expulsadas de Alemania o dejaron el país voluntariamente, frente a las 50.000 del año anterior.
Berlín