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Aleja Betancur: de las pesas al rugby tipo exportación

La colombiana viajará la próxima semana a España para jugar con el club Majadahonda. Abre camino.

JAVIER ARANA
El 6 de junio del 2015, en Mar del Plata (Argentina), el rugby femenino colombiano dejó de gatear, se levantó y dio sus primeros pasos. Ese día, las Tucanes –como se llama la Selección Colombia femenina de este deporte–, lideradas por la pilar o delantera y además capitana de la selección, Alejandra Betancur, vencieron en la última jugada del partido a Argentina en el clasificatorio de rugby seven y lograron el cupo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Cuando faltaba un minuto y 20 segundos por jugar, las locales ganaban 10-7 y estaban en posición de anotación, pero fallaron. A las colombianas les devolvieron el balón por reglamentación, patearon lejos, retuvieron y luego de que cada una de las siete jugadoras del equipo tuviera contacto con el balón, encadenaron una magistral jugada colectiva y anotaron sobre los segundos finales para una histórica victoria. Se estableció entonces un antes y un después para el rugby femenino colombiano.
“Le ganamos a Argentina 12 a 10, fue una locura y la afición de colombianos, peruanos y venezolanos festejó esa victoria con nosotras. Fue fantástico ganarles así a las Pumas en su propia tierra. Eso fue el resultado del trabajo que se viene realizando desde hace años en el país, principalmente en Antioquia. No ha sido fácil, al principio con la uñas, pero ahí vamos”, explica Aleja al recordar esa jugada que le dio a las Tucanes la posibilidad de extender sus alas y tomar vuelo en el rugby regional.
En ese último proceso de evolución del rugby femenino nacional ha estado Claudia Alejandra Betancur Suescún, nacida en Medellín hace 29 años y quien la próxima semana, como premio a esa entrega por el deporte que le cambió su manera de ver la vida, tomará rumbo a España para jugar con el club madrileño Majadahonda, subcampeón en la pasada temporada. En este equipo ya se encuentra hace unas semanas la tolimense Guadalupe López, formada como deportista en Antioquia y quien fue la punta de lanza en la exportación de rugbistas criollas a Europa.
Y sí. Después de un poco más de 20 años de historia del rugby en el país, con un proceso lento, pero seguro, ya se están ubicando jugadoras en Europa, tal como lo hizo el ciclismo con la legión de escarabajos en equipos profesionales de Europa o la salida de futbolistas colombianos a Argentina, Brasil, México, Asia y Europa.
En España es donde han puesto la mira varias jugadoras colombianas, quienes pueden compenetrar con las ibéricas debido a su talla, su fisonomía y su poder mental. Además de las dos jugadoras que harán parte del club español, hay otras que están tratando de aterrizar en el Viejo Continente o en Brasil, potencia del área suramericana y próximo rival de las Tucanes.
Aleja, jugadora y entrenadora de la Escuela Popular del Deporte, hará realidad su sueño con el objetivo de crecer y expandir sus conocimientos en la actividad que la atrapó hace 10 años, cuando dejó a un lado el levantamiento de pesas, disciplina en la que también comenzaba a despuntar con excelentes resultados.
Tocando puertas
“Tras la experiencia de los Olímpicos de Río comenzamos a buscar opciones para jugar en el exterior. Al principio se presentaron algunas para ir a Brasil, pero al mismo tiempo se reactivó una posibilidad que abrió un entrenador que estuvo el año pasado en Medellín ofreciendo unas conferencias. Él fue el primer contacto para que se lograra el interés del Majadahonda”, recordó Aleja, a propósito del club al que llegará después de que termine la participación de Colombia en el Suramericano Seven de Argentina.
“Económicamente no es el gran contrato, pero es el inicio de otras posibilidades que se pueden abrir estando en España. Voy a hacer lo que me gusta y estaré dedicada a enseñar y a jugar, inicialmente en el primer ciclo entre febrero y mayo. La idea es consolidar nuestro juego y mostrar la categoría, voy preparada. No se puede ir desnuda para el desierto”, afirmó la capitana de las Tucanes, de 1,71 metros de estatura y 79 kilos de peso.
Antes de eso, Aleja mostró su talento en el levantamiento de pesas, deporte insignia de Colombia y en el que se han alcanzado medallas en las últimos cinco Juegos Olímpicos. Estuvo tres años practicando en Medellín, en la categoría juvenil y la división de los 75 kilogramos. Tenía una enorme proyección para los Olímpicos, pero el proceso podría tardar muchos años, más de los esperados, para llegar a Río 2016. Entonces, la que pudo llegar a ser una campeona olímpica decidió apostarle todo el corazón a un deporte que le ha brindado muchas satisfacciones y en el que se ha convertido en una de sus referentes. Ha hecho camino y está abriendo puertas para las siguientes generaciones, y si no hubiera practicado pesas, quizá no sería rugbista; la primera disciplina fue complemento directo de la otra.
“El bichito del rugby me picó cuando estaba en la universidad. Allí practicaba voleibol y pesas. La verdad, mi familia siempre me inculcó el deporte. Mis padres (Claudia y Ángel) siempre me han apoyado, incluso cuando tomé la decisión de jugar rugby. Practiqué otros deportes como el taekwondo y el fútbol. En el centro universitario, el entrenador de rugby Mauricio Henao me invitó varias ocasiones a que fuera a las prácticas. Después de unos seis meses de insistencia, fui a una de las jornadas, y bueno, me quedé. Practiqué durante seis meses las pesas y el rugby hasta que al final me decidí por el que era. Ahí estuvo todo”, dijo.
Brasil, el rival por vencer
Alejandra ya debería estar concentrada con su nuevo club, pero no lo ha hecho debido a compromisos con la selección en la participación del Suramericano de Mayores, que se cumplirá este fin de semana en Argentina. La jugadora considera que los retos, tras la participación en los Juegos Olímpicos, son cada día más grandes.
“Ahora no nos debemos conformar con solo alcanzar un cupo en el equipo, sino consolidar nuestro juego porque el rival por vencer es Brasil. En el ciclo pasado, la meta era superar a Argentina y lo logramos; ahora estamos enfocadas en Brasil, que ya es nuestro rival directo. De eso se trata, de mejorar, de cumplir objetivos y ganar. Y todo eso implica que debes entrenar a diario con la misma dinámica y el amor de siempre, eso es parte del secreto”, enfatiza la antioqueña que hará parte de esta nueva expedición de la selección en tierras argentinas (Córdoba, entre el 18 y 19 de febrero), con la meta de alcanzar una de las tres plazas que se entregarán para la Parada Mundial de la disciplina en Hong Kong, del 7 al 9 de abril.
Pero aparte de la pasión que se deba sentir para jugar rugby, como en cualquier otra disciplina, se requiere de mucha preparación física y entrenamiento. Y lo que no se compensa quizá en estatura, rapidez o fortaleza, se logra con el corazón, la garra y la entrega.
“Jugar en el Majadahonda y seguir acumulando conocimientos como entrenadora son dos puntos fundamentales que me motivan mucho para viajar y pensar en grande en mi estancia en Madrid. Aplazaré algunos proyectos profesionales que venía desarrollando, pero vale la pena hacer este esfuerzo”, agregó.
Aleja, en toda su expresión en Río 2016, en el juego de Colombia contra Fiyi.
Aleja juega de pilar, va en un costado del scrum (formación fija), hace los levantamientos y posiciona al equipo para ganar superioridad frente al rival. “Es una tarea bien interesante, debemos sacar al equipo, tratar de agrupar a las rivales para poder habilitar a las jugadoras veloces y ponerlas en situación de anotación. En mi posición, se debe tener buena fortaleza, mente rápida y también velocidad, es decir, se conjugan todas las virtudes para ser una jugadora integral. Y como capitana, la responsabilidad me lleva a creer que siempre podemos ganar, que somos mejores que el rival, debo motivar a todo el grupo de jugadoras, darles ánimo”, agrega.
“¿Dónde queda Colombia? ¿Cómo así, ustedes juegan rugby? Esas eran las preguntas que más nos hacían en Río. Tras esa experiencia, ahora se viaja más, debemos preparar el nuevo ciclo olímpico y volver a clasificar, esta vez a Tokio. Mi prioridad es el rugby, que es mi estilo de vida”, puntualizó la jugadora del Gatos Rugby Club, de Medellín.
Esta estudiante de Licenciatura en Educación Física sueña con clasificar a World Series y luego obtener un cupo para el Mundial de Rugby Seven en 2019, en San Francisco (EE. UU.).
“Es una labor que se debe hacer paso a paso, con calma, cumpliendo los procesos de selección y superando obstáculos. Las metas a veces se ven inalcanzables. Por ejemplo, nunca soñamos con ir a una olimpiada, y se logró. Estamos lejos de las potencias como Nueva Zelanda, conocidas como las Black Ferns, Australia, Francia, Canadá o Estados Unidos, pero se trata de hacer bien las cosas y seguir por el camino indicado. No es fácil, pero la vida siempre ofrece oportunidades para crecer y cumplir metas”, agrega.
Un buen ciclo olímpico
“Siempre busco estar mejor, crecer más como deportista y seguir aumentando los conocimientos para la práctica de este deporte, por eso quiero aprovechar el llamado del club de España, pues otra de las metas es hacer un muy buen ciclo olímpico para volver a pelear la opción de estar en Tokio 2020”, explicó.
Con respecto al actual momento que vive el rugby colombiano comparado con el que se juega en el área suramericana, Aleja considera que a nivel de Juegos Bolivarianos se encuentra en la cima y también está bien posicionado en Centroamericanos y del Caribe, pese a que se debe seguir un plan de preparación y de fogueo para ratificar el avance de este deporte en la región.
“Ya para unos Juegos Panamericanos la dificultad se eleva, porque se encuentran rivales de mayor categoría como Canadá y Estados Unidos, que son potencias, al igual que México y las selecciones de Centroamérica, que tienen un nivel de competencia ascendente, y las grandes de Suramérica, Brasil y Argentina. Por eso, reitero que debemos hacer un buena agenda de preparación y mucha competencia con equipos de tradición para ganar experiencia. Eso será determinante para hacer un buen ciclo olímpico”, confiesa la jugadora paisa.
El equipo nacional que representará al país en el Suramericano de Argentina está compuesto en la actualidad por 10 antioqueñas y dos bogotanas. Ya se han efectuado varios microciclos a los que asistieron 28 jugadoras. En los trabajos, el entrenador nacional Mario Urrego enfatizó en la reducción de los porcentajes de grasa, a fin de mejorar la masa muscular y tener cuerpos más livianos y atléticos.
“Como jugadora profesional, sueño con jugar un Mundial y ser más adelante promotora del rugby femenino en Colombia, viajar por el país para difundir esta bella disciplina”, concluyó.
JAVIER ARANA
Redactor de EL TIEMPO
@arana_javier
JAVIER ARANA
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