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Bienestar físico en los colegios

Bienestar físico en los colegios

La mala condición física en adolescentes aumenta seriamente el riesgo de diabetes, infarto y cáncer.

15 de febrero 2017 , 05:13 p. m.

Hay debates que valen la pena. Uno crítico es si la educación básica debe ser esencialmente académica. He defendido reiteradamente en esta columna la formación ciudadana, artística y deportiva como parte de una buena educación y he explicado que las matemáticas, las ciencias y el lenguaje no son ni independientes ni más importantes que otras áreas del currículo. La Unesco, varios foros y organizaciones internacionales, comunidades y escuelas de Colombia, y hasta el BID y la Ocde reconocen los esfuerzos colombianos como el de la ciudad de Bogotá, que, en la vía opuesta de la política nacional de las últimas décadas, le ha apostado a la formación integral. Y ahora se suma otra mirada internacional a ese ejercicio.

‘The Journal of Pediatrics’, una de las revistas científicas más importantes del mundo en temas médicos, acaba de publicar un artículo escrito por investigadores ingleses y colombianos. Su tema es la relación entre las condiciones socioeconómicas y el bienestar físico en jóvenes escolarizados de 15 años en la ciudad de Bogotá (http://www.jpeds.com/article/S0022-3476(16)31553-0/fulltext). Una conclusión del artículo es predecible: en promedio, los jóvenes pobres tienen más probabilidad de enfrentar problemas de salud en su vida adulta que otros jóvenes, porque practican menos actividad física y se alimentan peor. Pero hay otra conclusión menos obvia y más interesante: los chicos pobres con mejores oportunidades de formación integral, en particular si el colegio les ofrece actividad física y hábitos de vida saludable, pueden compensar los efectos de los bajos ingresos.

El artículo aprovechó la evidencia empírica ofrecida por la Prueba Ser, que evaluó entre 2013 y 2015 (primero en pilotos y luego de manera censal) el bienestar físico y las capacidades artísticas y ciudadanas de más de 50.000 estudiantes de noveno grado de colegios públicos y privados de Bogotá. En su componente de bienestar físico, esa prueba midió las funciones cardiorrespiratorias, el desarrollo muscular, la masa corporal, el peso y la estatura de los chicos y chicas de la ciudad. Y hubo hallazgos muy relevantes: demostró la diferencia que hace una jornada educativa completa con centros de interés deportivos en estos resultados en salud y reveló diferencias importantes en el bienestar de hombres y mujeres a los 15 años, en detrimento de las chicas. El análisis que acaba de salir en esta revista internacional ayudó a precisar algunos de los resultados publicados por la Prueba Ser, pues los corrigió de acuerdo con factores como la estatura y permitió explicar mejor las diferencias en capacidad física atadas a factores estructurales de las más inmediatas.

Las funciones físicas que incluyó la Prueba Ser son medidas estándares, y cada vez más frecuentes, en los países que cuidan la salud y el desarrollo infantil. Por eso, ahora se pueden hacer comparaciones internacionales incluyendo a Bogotá. Y valorar con datos rigurosos nuestros esfuerzos en estas áreas es importante. ¿Qué tan importante?

Quizás baste con un dato: la mala condición física en adolescentes aumenta seriamente el riesgo de diabetes, infarto, cáncer y otras enfermedades crónicas. Y esos males causan el 70 por ciento de las muertes en el mundo y en Colombia. Si queremos seguir mejorando nuestra esperanza de vida, además de superar la violencia, tenemos que mejorar nuestros hábitos, y ambas cosas se construyen de modo sostenible a través de la educación. Pero no es solo para vivir más, sino también para vivir mejor: están probadas las relaciones entre la capacidad física en jóvenes y logros en la vida, que van desde el desempeño académico o la posibilidad de conseguir y mantener un empleo hasta la estabilidad familiar. No es superfluo saber que estamos mucho peor que Europa y mal en el contexto latinoamericano en estas medidas.

La Prueba Ser es un esfuerzo inédito en Colombia, que por fortuna el nuevo gobierno de Bogotá ha anunciado que continuará tras una revisión y algunos ajustes. Tenerla ayuda a matizar la influencia de las Pruebas Saber, envía el mensaje de que lo académico no es lo único importante, que esfuerzos como la jornada única tienen sentido si no es para hacer más de lo mismo y que la formación integral es el camino correcto para tener una mejor sociedad, como lo han entendido los sistemas educativos de la mayor parte del mundo. Es justo agradecer a los investigadores de las universidades de Essex, Emory y del Rosario por esta nueva constatación de esos asuntos, que en Colombia no son obvios, utilizando las buenas fuentes de datos que ofrece Bogotá.


Óscar Sánchez

* Coordinador nacional de Educapaz
@OscarG_Sanchez

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