Para el soldado profesional (retirado) Camilo González*, algunos taxistas se comportan como los grupos armados ilegales a los que combatió. Esto lo dice tras ser atacado por varios conductores de los ‘amarillos’ en la noche del 16 de enero, la misma en la que se planeó la quema de un Uber.
González también trabaja con la plataforma de transporte como un desvare, dice él, por estar desempleado. Por este militar, según la investigación de la Fiscalía y de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín), fue que se inició la agresión de esa noche contra los Uber, ya que él había dañado un taxi, según los testimonios de los choferes de los ‘amarillos’, lo que desató la ira de algunos integrantes de ese gremio, y que llevó a que un grupo de ellos coordinara un ataque contra los conductores de esa aplicación, desde un grupo de WhatsApp.
“Eso es falso –aseveró González–. Estábamos en el parque de la calle 146 con carrera 9.ª con otros conductores de Uber y pasó un taxista grabando. A los 10 minutos llegó otro disparando con una pistola de balines y les rompió los vidrios a tres carros”.
Las agresiones terminaron con la quema del Volkswagen Gol en el cerro de La Conejera, Suba, presuntamente por los taxistas William Garay, John Anderson Vergara y César Camilo Cristancho, procesados por terrorismo e incendio.
Pese a ello, contó González, no tomaron ninguna represalia, solo evaluaron los daños en los vehículos, cuando en ese momento apareció una horda de taxistas enfurecidos que los encerró en el parque. (Lea también: Envían a la cárcel a taxistas sindicados de quemar vehículo de Uber)
“Llegaron como 40 taxis echando pito. Cerraron la 9.ª con calle 145. Otros dieron la vuelta y bloquearon la carrera 10.ª”, narró.
Ante la agresión que podría ocurrir, dos policías del cuadrante de la zona intervinieron. Atravesaron su moto sobre la calle 145 para darnos paso. Entonces arrancamos los Uber, y dos patrullas más llegaron para escoltar su salida. Sin embargo, los taxistas no respetaron a los uniformados y pasaron por encima de ellos. “A uno de los policías le tocó desenfundar el arma, pero igual nos siguieron”, dijo el militar (r).
Así fue que a González le toco huir, hundió el acelerador y en la glorieta de la calle 100 escapó por la carrera 15 y luego por la calle 116 hasta la autopista Norte, según él, a más de 160 kilómetros por hora.
“Un taxista alcanzó a lanzarme una piedra a la parte trasera del carro. Lo hubiera enfrentado, pero iba con mi hermano que es menor de edad”, indicó. Su única opción fue continuar por la Autonorte a alta velocidad, con cinco detrás, hasta que logró llegar al peaje.
“Allí llegué donde un policía de Tránsito, que intervino para que no me agredieran. Luego me indicó otra ruta para regresar a mi casa, y me fui. Algunos taxistas se comportan como terroristas”, agregó. (Además: ¿Por qué no para la guerra contra Uber?)
Aunque sufren provocaciones, González aseguró que los conductores Uber no responderán con violencia: “En reuniones siempre nos negamos a eso, porque no somos terroristas como algunos de esos taxistas, porque no son todos los integrantes de ese gremio”, finalizó.
* Nombre cambiado por seguridad.
BOGOTÁ