Inadmisibles, pero más incomprensibles, los trinos del golfista colombiano Camilo Villegas este fin de semana. Primero, se quejó de que dos jugadores aficionados hubieran actuado en el Club Colombia Championship by Servientrega, como si estos chicos no fueran colombianos y no tuvieran deseos de foguearse ante figuras tan importantes como las que vienen en el web.com Tour.
Curioso que Villegas, que cuando fue aficionado se paseó por todo el mundo por cuenta de la Federación Colombiana de Golf, hoy esté en contra de nuestros chicos, que, como él en su momento, tienen todos los deseos, las ganas y el derecho a aspirar a llegar a la gran carpa del golf.
En el segundo trino se viene en contra del autor de esta columna, sin mencionarlo, diciendo inexactitudes: que Ángel Cabrera no era figura cuando vino a Karibana y que ahora sí lo es cuando juega en el web.com Tour. Vaya manera de leer mal. O mejor, a su manera. Jamás le he quitado la categoría a esta figura. Por el contrario, le admiramos sus inmensos deseos de regresar a su país a jugar después de ganar Majors, algo que todos los grandes han hecho cuando se convirtieron en figuras: actuar en abiertos organizados en su país.
Me someto a corrección para que me digan si algún jugador distinto a Villegas no ha vuelto a su país a mostrarse en algún torneo organizado en su patria, sea australiano, japonés, sudafricano, norirlandés, inglés, español, italiano, francés, y la lista continúa.
Y que entiendan bien: Villegas no ha venido a jugar nunca un abierto después de que llegó al PGA Tour. En 2006 estuvo en un torneo organizado por la Federación Colombiana, en el que pidió que solo jugaran golfistas colombianos, con la excusa de defender la bolsa, de la que, al final, la tajada mayor se la llevó él. Las otras veces que ha venido es a Pro-Am, que son certámenes sin ninguna connotación, y a eventos de exhibición, como el Skins Game de Cartagena. Está en deuda de venir a jugar un abierto al país. Y qué bueno que fuera el Abierto de Colombia, que alguna vez ganó como aficionado.
Llegando al ‘green’
GERMÁN CALLE
Para EL TIEMPO