La hinchada ya lo preguntaba con insistencia. Había algo de impaciencia. Jacobo Kouffaty, el venezolano, uno de los refuerzos de Millonarios, se hizo esperar más de la cuenta. Pero ayer, al fin, se estrenó: jugó 45 minutos, tiempo que fue suficiente para que anotara un gol, se perdiera otro y dejara una imagen optimista. De paso, encaminó una victoria sólida, 3-0 contra el Bucaramanga. La hinchada esperaba ese triunfo, y también a Kouffaty. (Lea también: 'Ahora apostaremos todo por el campeonato local': Miguel Ángel Russo)
Kouffati apareció entre los titulares, y eso ya comenzó a entusiasmar a la afición de Millonarios, a la que no le fue difícil identificarlo, aunque muchos no lo conocían: la camiseta número 10, la cabeza rapada a los lados y con cabellera en la parte superior, los mechones rubios. Llegó para hacerse notar, y lo hizo.
Tuvo una primera ocasión. Iban solo 8 minutos y la pelota lo buscó. Kouffaty la dominó con cierta clase, y se encontró de frente al arquero, solo, con la mirada de los hinchas clavada en su pierna derecha. La punteó con sutileza, la mandó por arriba del portero, que reaccionó y le negó el gol. Se cogió la cara, se lamentó, sin imaginar que iba a tener otra oportunidad y no iba a defraudar.
30 minutos después, la pelota lo volvió a buscar y ya no iba a perderse el gol. Fue un contragolpe veloz; Núñez tocó para Ayron del Valle –que parecía que estaba en fuera de lugar, pero no– y el atacante, solidario como pocos delanteros, asistió a Kouffati –que también parecía que estaba en fuera de lugar, pero no–. El venezolano estaba parado en el lugar indicado para tocar la pelota, para enviarla a la red con total pasividad, sin temor a equivocarse.
Entonces la afición de Millos gritó el primer gol del partido y el primero de su esperado refuerzo. El autor se arrodilló aliviado, con la misma calma con la que definió, e hizo una especie de oración antes de recibir los abrazos. Era, sin duda, el estreno que se esperaba.
Kouffati jugó 45 minutos. Se sabe que aún no está para 90. Pero como la hinchada lo esperaba y se impacientaba, pues el DT Russo lo mandó a la batalla, y él le respondió. Ahí, con su gol, con buenas muestras de técnica, pasó la primera prueba. Le faltarán otras. De paso, abrió la senda para un triunfo holgado.
Con el gol, el partido comenzó a ser otro porque Bucaramanga tuvo que abrirse, exponerse, regalarse. Y, sin embargo, no fue sencillo. Antes del tanto de Kouffaty, Millos avanzaba con precaución, consciente de que ese rival le podía hacer daño. Lo vivió a los 40 segundos de partido, cuando el arquero Ramiro Sánchez –que reemplazó al suspendido Vikonis– se lanzó al piso, como quien se juega el honor, y evitó que el arco de Millos se quebrara, ante remate de Pérez. Eso fue lo mejor de Bucaramanga, porque generó poco y se expuso mucho.
Pero, ya después del 1-0, Millos se soltó. Fue mostrando un fútbol más eficaz. Núñez y Quiñones fueron importantes por su despliegue físico, por sus sociedades, por sus remates al arco. Comenzaron incluso a desperdiciar opciones.
En la segunda parte, ya sin Kouffaty, entró Arango, y este, otro de los refuerzos, imprimió un fútbol diferente, dinámico y efectivo. Otra alternativa. Millos siguió desperdiciando, y la afición desesperando, como cuando Núñez le metió un centro preciso –como casi todos los suyos–, a Del Valle y este conectó de cabeza y le sacaron el balón de la línea de gol.
Para entonces ya caía un aguacero atroz en El Campín; la cancha estaba resbalosa, el balón se hacía difícil de controlar. El partido se hizo rápido, de ida y vuelta, aunque era Millos el único que atacaba.
Por eso, a los 78 minutos encontró el gol de la tranquilidad. Lo hizo el lateral Machado, que recibió un pase de Quiñones y remató cruzado, a un palo, y Millos respiró. Fue el 2-0.
Bucaramanga quedó desdibujado. Defendiendo mal, retrocediendo peor. Y en una de esas, jugado a su ataque improductivo, Millonarios lo liquidó. Arango quedó en posición de remate y su disparo fue efectivo, fue el tercero; quedaban seis minutos, y la gente ya pudo celebrar con tranquilidad porque la victoria no se iba a escapar.
“Tenemos mucho deseo de hacer las cosas bien. Sin decaer, hay que seguir trabajando, la victoria ayuda a eso”, dijo al final el DT Miguel Russo, satisfecho pero realista, como quien sabe que faltan muchas batallas y mucho por mejorar.
Es la misma mesura que tuvo Kouffaty al celebrar, pues aunque se estrenó con gol, y además con victoria, aún falta mucho camino. La hinchada espera mucho de él, y de Millos..
Síntesis
Millonarios 3-0 Bucaramanga
Millonarios: Ramiro Sánchez (6); Jair Palacios (6), Pedro Franco (6), Andrés Cadavid (6), Déiver Machado (6); Henry Rojas (5), Jhon Duque (6); Maximiliano Núñez (6), Jacobo Kouffaty (6), Eliser Quiñones (7); Ayron del Valle (7). Cambios: Cristian Arango (6) por Jacobo Kouffaty (1 ST), Harrison Henao por Jhon Duque (28 ST), Alexis Hinestroza por Henry Rojas (33 ST).
D.T.: Miguel Ángel Russo.
Bucaramanga: Alejandro Otero (5); Henry Obando (4), Dávinson Monsalve (5), Nicolás Palacios (5), Christian Mafla (4); Yulián Anchico (5), Harlin Suárez (5), Jossymar Gómez (5); John Pérez (5); Jhon Freddy Pajoy (5) y Darío Rodríguez (4). Cambios: Fabio Burbano (4) por Jossymar Gómez (9 ST), Jhony Cano por Jhon Pérez (16 ST), Gabriel Gómez por Harlin Suárez (24 ST).
D.T.: Hárold Rivera.
Goles: Jacobo Kouffaty (39 PT), Déiver Machado (35 ST), Cristian Arango (40 ST), para Millonarios.
Amonestados: Andrés Cadavid (33 ST), en Millonarios. Henry Obando (18 PT), Jossymar Gómez (7 ST), Nicolás Palacios (20 ST), en Bucaramanga.
Expulsados: no hubo.
Figura: Ayron del Valle (7).
Estadio: El Campín, de Bogotá.
Asistencia: 12.044 espectadores.
Taquilla: no fue suministrada.
Árbitro: Carlos Betancur (6).
Partido: aceptable.
PABLO ROMERO
Redactor de DEPORTES
En Twitter: @PabloRomeroET
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