En un comunicado conjunto firmado por los líderes que integran la Asociación de Juntas de Acción Comunal (Asojuntas) del corregimiento de La Gabarra, zona rural de Tibú (Norte de Santander), las comunidades solicitaron el reinicio de la marcha de una facción del frente 33 de las Farc hacia la Zona Veredal Transitoria de Normalización, que permanece bloqueada desde hace tres días por una resistencia de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat).
Este documento, que se expidió el sábado tras una reunión con autoridades locales, representantes del Ministerio Público y de la Iglesia, hace referencia a los anhelos de estos campesinos de trabajar juntos por la pacificación del territorio y reseña las preocupaciones por la seguridad e integridad de esta población nortesantandereana.
“De ninguna manera es intención de las comunidades obstaculizar esta etapa tan importante del Proceso de Paz que inició, ni tampoco del desarme de esta guerrilla. Exigimos que no se obstaculice el paso la caravana para que las Farc puedan continuar su marcha a Caño Indio, por la seguridad de ellos y la de nosotros”, señaló la misiva.
Entre tanto, la ONU confirmó el traslado de una delegación de alto nivel de este organismo multilateral a la zona para calmar los ánimos de los campesinos que lideran el bloque en el sector Matecoco, en zona rural de Tibú, y lograr que se reanude la movilización de 190 hombres del frente 33 de las Farc hacia el punto de desarme.
Sube la tensión por bloqueo campesino a las Farc
Desde el miércoles, un clima de miedo se respira en el sector de La Gabarra, zona rural de Tibú (Norte de Santander), que fue escenario del arribo de 50 hombres armados, quienes con mensajes amenazantes revivieron la sombra del paramilitarismo que desplazó y asesinó a centenares de personas en esta parte del país. Le puede interesar: Campesinos del Catatumbo bloquean marcha de las Farc.
Según denuncias de la comunidad, este hecho ocurrió horas después de que la última facción del frente 33 de las Farc abandonara el área de preconcentración, ubicado en esta área rural del municipio, para empezar su rumbo hacia el punto de desarme.
Este ambiente de zozobra alcanzó un punto álgido con la obstrucción a esta caravana de 190 guerrilleros por parte de la guardia de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), que pide la presencia del mecanismo de monitoreo y verificación de los Acuerdos de Paz en la zona donde se registró la irrupción del grupo armado.
Frente a este episodio, el Ejército adelantó las pesquisas correspondientes y determinó que la aparición de estos sujetos, que fueron identificados como grupo de autodefensas, no corresponde a la realidad, pues en este sector del Catatumbo opera el Eln.
“Hacia el sector de Matecoco sale una información que dice que entre el kilómetro 60 y 40 se registra la presencia de entre 50 y 60 Águilas Negras. Tengan en cuenta que las Farc salió de ahí, dos horas después llegaron unos hombres de las Águilas Negras. Eso no es real, no es cierto, ni tampoco es posible. Esta estructura delincuencial nunca han delinquido en el Catatumbo. No hay paramilitares en la jurisdicción que nos corresponde”, destacó el coronel Hugo López Barreto, comandante de la Fuerza Tarea Vulcano del Ejército.
En una orilla contraria se encuentran otras organizaciones sociales como la Asociación de Autoridades Tradicionales del Pueblo Barí y Fundación Progresar, que no comparten el retraso de la llegada de la guerrilla a la zona de desarme generado por el cerco campesino, pero sí exigen la intervención del Gobierno en esta parte de Norte de Santander, tras las alarmas que encendieron las comunidades por el riesgo de una incursión armada.
“No todo lo que se está diciendo es falso, pero tampoco es verdad unas cosas que se han dicho. Creo que lo que sucedió hace días en La Gabarra debe llevar al Gobierno Nacional a esclarecer rápidamente los hechos para evitar confusiones y contrarrestar la oleada de miedo e intimidación de sectores que viven en esa región del país”, indició Wilfredo Cañizares, director de la Ong.
Este líder social añadió que los antecedentes de violencia del Catatumbo son tan sensibles que cualquier situación de alerta eleva los niveles de tensión, al punto de generar episodios de desplazamiento o enfrentamiento entre los mismos habitantes.
CÚCUTA