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'Limpieza' étnica de los rohinyás, una vergüenza birmana

Según un informe de HRW, más de 88.000 personas han sido desplazadas, dentro y fuera del país.

MARÍA DEL MAR QUINTANA C.
Un informe de la ONU, en el que se denuncia una limpieza étnica perpetrada por las Fuerzas Armadas birmanas, las cuales emprendieron en octubre del 2016 una sangrienta operación militar represiva en contra de la minoría musulmana rohinyá, tiene en alerta a la comunidad internacional por la recurrencia de estos actos en contra de esta población.
“Se desató una campaña militar en contra de los rohinyás, en la que mataron a cientos de personas, masacraron niños, violaron mujeres, quemaron y saquearon hogares y desplazaron a los sobrevivientes”, aseguró a EL TIEMPO John Sifton, director adjunto en Washington y director de Asuntos en Asia de Human Rights Watch (HRW).
Debido a esta situación, unos 66.000 rohinyás tuvieron que huir a Bangladés y otros 22.000 fueron desplazados dentro del país, de acuerdo con el mismo informe.
“Los militares vinieron a nuestra aldea a incendiar nuestras casas con lanzallamas, mientras otros las saqueaban (…). Nueve hombres nos escondimos en los campos de arroz y vimos lo que hacían: sacaban a las mujeres del pelo, las tiraban al suelo y pisaban sus cuellos mientas les quitaban la ropa y las violaban frente a todos (...). A mi esposa le dispararon justo en el seno, pero en ese momento ella cargaba a nuestro bebé, quien murió inmediatamente mientras yo observaba todo”, relata Kasim, un sobreviviente rohinyá cuyo testimonio fue recopilado por HRW en diciembre pasado.
Los rohinyás, que apenas alcanzan el millón y no son reconocidos como ciudadanos, habitan el oeste de Birmania y la persecución política y militar que viven se debe a motivos de discriminación religiosa que vienen de cientos de años atrás. “La violencia religiosa hacia los rohinyás tiene que ver un poco con la historia del budismo en la región, especialmente, porque en su momento buena parte del sudeste asiático –que incluye países como Vietnam, Camboya, Indonesia, Malasia y Tailandia– era en su mayoría de ese credo”, explica Marcos Peckel, profesor de la Universidad Externado de Colombia.
En un proceso que comenzó alrededor del siglo XII, con la llegada de los musulmanes, Indonesia y Malasia se convirtieron al islam. “Es por esto que en Birmania son los monjes budistas los que están al frente de la lucha contra los musulmanes rohinyás; ellos se ven como la última línea de defensa del budismo frente al avance del islam”, agrega Peckel.
Otra situación que no favorece la condición actual de los rohinyás es que “no existe acceso de la comunidad internacional a los territorios de Birmania para realizar una investigación e indagar sobre lo sucedido con este pueblo. Razón por la cual, HRW hizo la petición al Consejo de Derechos Humanos de Ginebra, para aprobar una resolución que permita el acceso de Naciones Unidas, pero también para que el mismo Gobierno birmano consienta ese acceso”, añade Sifton. Pero el panorama se nubla más cuando se ve desde el ángulo de Bangladés, país al que se dirigen los rohinyás desplazados.
“El país es supremamente pobre y sometido a todo tipo de desastres naturales, por lo que no tiene la capacidad de recibir a dicha comunidad en sus territorios y tampoco le interesa hacerlo”, asegura Peckel.
Esta situación llevó a que las restricciones en el paso fronterizo por parte de Bangladés sean bastante estrictas, a tal punto que no se les permite la entrada y además se les está devolviendo a Birmania, rumbo a la persecución.
La nobel maniatada
Birmania tiene entre los altos mandos de su Gobierno a la nobel de paz Aung San Suu Kyi (1991), quien ejerce como consejera de Estado y presidenta de la Liga Nacional por la Democracia, pero quien “entiende muy bien los sentimientos de su pueblo hacia los musulmanes. Por lo que, en la medida en que defienda a los rohinyás, va a perder muchísimo apoyo popular, incluido el de las Fuerzas Armadas, pues la discriminación religiosa hacia esta comunidad es apoyada mayoritariamente por la población”, añade Peckel.
Además, según cuenta el académico, ella no ejerce realmente ninguna acción frente al tema, porque los mismos monjes budistas son los que están a la vanguardia de la violencia, y cuando no es el ejército, son ellos los que van a quemar las aldeas y a cometer atrocidades.
“Es realmente decepcionante lo que sucede con la nobel, que pareciera maniatada. En realidad ha fallado con lo poco que ha decidido hacer para salvar a los rohinyás”, critica Sifton.
En otro frente, las autoridades birmanas acusan a los rebeldes rohinyás de vínculos con el grupo yihadista Estado Islámico (EI) y de ser los autores de los ataques del 9 de octubre contra varios cruces fronterizos, hecho que desató la crisis actual.
El papa Francisco denunció el pasado miércoles la situación de los rohinyás ante los miles de fieles que asistieron a la audiencia general en el Vaticano: “Se trata de personas buenas y pacíficas, que sufren desde hace años”.
MARÍA DEL MAR QUINTANA C.
Redacción Internacional
MARÍA DEL MAR QUINTANA C.
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