Monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali, asegura que la Iglesia católica, con su defensa, no intenta justificar los delitos del sacerdote condenado.
¿Qué pasa hoy en día con el padre William Mazo, condenado por el abuso de cuatro niños?
Él exsacerdote Mazo –porque fue retirado de su cargo– está en la cárcel de Villanueva, en Cali, hace más de seis años, condenado a 36 años. Cuando llegué a la Arquidiócesis de Cali, él ya estaba en la cárcel.
¿Qué tiene que decir sobre el delito que él está pagando?
Lo primero es manifestar el dolor de Iglesia. En Cali, este caso compromete mucho la labor de la Iglesia y enloda las obras sociales y tantas cosas tan valiosas que hacemos. Repudio completamente esa conducta. Y pido perdón a los afectados y a los fieles.
El abogado de la Arquidiócesis dice que los padres tuvieron responsabilidad en el abuso. ¿Usted comparte esa posición?
El proceso está en curso. El escenario es netamente de reparación económica. Es un proceso de difícil manejo, pues se trata de la responsabilidad de la Arquidiócesis en relación con las víctimas directas, que son los niños, y en relación con las víctimas indirectas, que son los papás, los abuelos y los hermanos. La demanda es por cerca de 9.000 millones de pesos, y esa es una cifra impagable. Ante esa situación, la Arquidiócesis tiene que defenderse y lo está haciendo.
¿Y decir que los familiares son responsables es una forma de defensa?
Ese hecho de abuso sexual por parte de un sacerdote les produjo un trauma grave a esos niños, un daño irreparable. No lo podemos negar y sabemos que debemos hacer una reparación, pero en su justa medida, no toda esa cantidad de plata que están pidiendo, para tanta gente. Ahora, nunca hemos dicho que los papás sean los culpables de lo que pasó. Hablamos de la responsabilidad y eso está en los códigos civiles.
¿Y cuál sería, entonces, la responsabilidad de los papás?
El cuidado que también les deben dar a sus niños y el saber que no es normal que los menores vayan a amanecer a una casa de particulares, así sea la casa del cura.
Pero es que los sacerdotes representan esa figura de confianza...
Nosotros en ningún momento negamos eso. Yo siempre creo que el objetivo es confiar en los sacerdotes. Obvio, no lo justificamos en nada, pero el hecho de no justificar la conducta de un individuo no significa tampoco desconocer la responsabilidad de otras personas. Sé que eso causa dolor y preocupación y eso lo acepto. Vamos a revisar con Walter Collazos, nuestro defensor, el enfoque que le dio al tema de la responsabilidad de los papás en relación con los hijos que no significa la culpabilidad.
Los familiares se quejan de ser revictimizados. ¿Qué opina?
Si un abogado pretende seguir vinculando a familiares, parientes y allegados como víctimas, quiere sugerir que la Iglesia no tiene ninguna manera de ponerle límite a esa reparación y no tiene ninguna manera de defenderse. Tenemos el derecho a la legítima defensa.
¿Cree que hay una pretensión económica en este caso?
Clarísimo. Es que la demanda supera los 9.000 millones de pesos. Sé que, además, hay un afán de golpear a la Arquidiócesis de Cali. Sé que hay un afán por golpearme a mí. Y sé que tenemos que afrontar esta responsabilidad y estamos dispuestos. Pero creo que ya estos términos que está planteando el abogado pasan la responsabilidad institucional y mira más bien a golpear a la Iglesia y la feligresía porque en últimos términos nosotros sacamos la plata para mantenerla de lo que nos dan los feligreses.
¿Hasta dónde estarían dispuestos ustedes en la reparación?
Lo vamos a dejar, lógicamente, en las manos de los jueces y tendremos los derechos de apelación. Reconocemos que tenemos el deber moral de estar presentes y dar la cara, de acompañar, de pedir perdón, de ayudar a sanar y de colaborar para que las familias salgan adelante. Nosotros no tenemos dinero para pagar esa suma multimillonaria. Seguramente nos confiscarán algunos bienes. También ofrecemos gratuidad en la educación –incluso en la universidad– para esos niños, empleo para los familiares, una vivienda tal vez.
El abogado Montaña dijo que usted le ofreció un trato para que dejara el caso. ¿Eso es cierto?
Esa es la mayor infamia que he recibido en 69 años de vida. El abogado Montaña necesitará presentar pruebas de que yo le dije eso. No desconozco que hablé con él para la posibilidad de una reparación conciliada y en ese momento hubo una alusión a los honorarios de él, porque hasta ese momento él no había recibido honorarios y esa discusión la ha tenido con la familia de los niños. Él quiere impedirle a la Iglesia cualquier trato con las víctimas. Yo no le ofrecí nunca sumas de dinero y le dije que el objetivo no era plata, sino que estas familias superen su problema y salieran adelante.
Pero ¿por qué tenía que hablar de los honorarios de él?
Él indujo a hablar de eso de alguna manera; es decir, reconozco que no debí haber mencionado el tema de sus honorarios. Pero detrás de todo eso está ese problema y por eso toda la bulla mediática que armó Montaña. Fue ingenuidad mía. De hecho, el padre José González fue testigo porque nos invitó a su parroquia en San Fernando. Allí hablamos de posibilidades de una reparación conciliada para la familia y que allí se podía ver qué se hacía con los honorarios de él. Yo en ningún momento, y esto lo quiero dejar claro, jamás en mi vida le he ofrecido a nadie un peso para que deje a un lado una causa.
JOSÉ ALBERTO MOJICA
Subeditor de Vida