Cartagena. En lo que va del año se han registrado un promedio de 10 ataques de abejas africanas por día en el municipio de Santa Rosa de Lima, en el norte de Bolívar.
En total, de acuerdo con el Cuerpo de Bomberos de la población, van 432 emergencias por esta causa.
Dichos ataques han cobrado la vida de dos personas, entre las que se encuentran un niño de dos años y un adulto mayor de 67.
En todo el norte del departamento, el año pasado, se presentaron 850 emergencias, pero en los primeros 40 días del año, debido a la temporada seca, a las altas temperaturas y a la época de apareamiento de las abejas, los ataques hacia la población se han multiplicado.
“Lo primero que hacemos es evacuar a la gente y acordonar la zona. Siempre hay que esperar a que llegue la noche cuando la abeja reina regresa a la colmena, antes no se puede proceder porque nos exponemos a un ataque”, señala Miguel Maturana, comandante del cuerpo de Bomberos de Santa Rosa de Lima.
“Lo que más nos preocupa es que no tenemos un protocolo establecido para el manejo de esta problemática, pues ni la Gobernación de Bolívar, las alcaldías, ni la corporación autónoma regional, en este caso Cardique, tienen planes establecidos”, señala el jefe de los bomberos.
Cuando la colmena que amenaza está al aire libre, los bomberos, exponiendo su integridad, las retiran en costales y las llevan hasta zona rural, pero cuando el enjambre pone en peligro a los residentes de viviendas, este debe ser calcinado.
Este año ya se han sacrificado 40 panales, además porque en el pueblo muchas personas aún preparan los alimentos con leña, lo que altera más a las abejas.
Por ahora, las autoridades del pueblo solicitan un químico llamado Lorban, con el cual calman la furia de las abejas, que además están superpoblando la región.
“Si el Gobierno instala un apiario en la región, con profesionales, les harían un gran favor a las comunidades y a esta especie, que de ser tratada con profesionalismo puede convertirse en una fuente de empleo, pero ahora son una amenaza”, afirma el comandante Maturana.
John Montaño
Redactor de EL TIEMPO